¿Aldeas sin historia?

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Víctor Valembois ( Página 15 , 30/6/2014) se equivoca rotundamente al afirmar que una “aldea sin historia” no puede rechazar una monarquía porque no entiende lo que representa. Habla de cohesión y unidad nacional, pero ciertamente la monarquía de los Felipes, que tanto defiende, no vive como el pueblo español, a puñalada por bollo de pan, ni tiene el pueblo belga los muchísimos privilegios de su monarca.

Es toda una suerte que este profesor de la UCR, nacido en Bélgica, haya venido a esta “aldea sin historia” (como él se refiere a los países sin monarquía) a desempeñarse laboral y académicamente, donde los “indios” de la aldea le pagamos un salario millonario.

Podremos ser una “aldea”, pero eso de que no tenemos historia es una gran mentira. Con la colonia española se exterminaron registros y se perdieron centenares de años de desarrollo social, pero esto no quiere decir que nunca haya existido. Somos una “aldea” con mucha historia, pero con algunos europeos que vienen a tratar de ensuciarla mientras gozan de nuestros recursos.

Todos iguales. Habla el profesor de las maravillas de Bélgica como si fuesen obra de un monarca parasitario y no de un trabajo arduo del pueblo belga. Tacha de “ingenuos” a quienes se oponen a la monarquía, alegando que no pueden entender el peso de una. No sé de cual buena inversión habla él sobre la monarquía inglesa, ni cuál “estabilidad” sostiene la monarquía española. Ambos países han pasado recientemente por una enorme ola de protestas, quejándose del alto costo de la vida, la falta de oportunidades laborales y exigiendo la desaparición de la monarquía inmediatamente.

No necesito nacer al Este del Atlántico para entender que no hay hombre ni mujer que valga ni más ni menos que yo: lo tengo muy claro. Pagarle un salario millonario, mansiones y privilegios a una familia cuya única diferencia con la mía es que alguien decidió que debía gobernar por siempre un territorio es una mala idea. Nefasta. En especial, tomando en cuenta que el trabajo representativo y el Poder Ejecutivo de la nación ya lo ejerce un ente que el pueblo elige, que representa sus intereses y que le paga para ello.

Sería inconveniente que tras este breve análisis omitiera un cierre adecuado para referirme al artículo de Valembois, así que recordaré a la actriz y periodista brasileña Marília Gabriela, que dijo una vez: “Quien necesita ser guiado por un pastor, solo puede tener la mentalidad de una oveja”.