Agua y saneamiento:una ventanaal 2030

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El análisis del pasado y presente del acceso al agua para consumo humano (ACH) y la disposición de excretas (DE) en Costa Rica, nos permite abrir una “ventana” y establecer dos escenarios hipotéticos para el año 2030, en donde nuestro país tendrá una población estimada de 5.563.906 habitantes (INEC). En el escenario negativo, y si las condiciones siguen como están actualmente es probable que se susciten diferentes situaciones, algunas de las cuales expongo en este artículo.

Mal camino. La indiferencia y los egoísmos políticos impedirán la aprobación de una nueva “Ley de Aguas” y se incrementará el desorden en el manejo del recurso hídrico.

La ausencia de acciones para proteger las fuentes de agua para potabilización y la competencia desigual por el uso del agua, provocarán un deterioro en los servicios de agua potable.

El AyA, institución rectora en el suministro de agua potable y alcantarillado sanitario, no logrará modernizar su Ley Constitutiva, y no obtendrá recursos para ejercer adecuadamente su papel rector.

El abandono de las Asadas o acueductos comunales (que cubrían en el 2013 el 26% de la población del país con ACH) generará un deterioro de los servicios de agua, y se pasará de un 81.9% a un 50% de calidad potable entre el 2013 y el 2030.

Las debilidades en la rectoría del AyA causarán un deterioro paulatino de los acueductos municipales, y bajará del 95% de población cubierta con agua de calidad potable, a un 50% en el mismo periodo.

La cobertura con agua de calidad potable disminuirá del 92.8% actual, al 72% en el 2030.

Para empeorar el asunto, el AyA no logrará construir la segunda etapa del alcantarillado metropolitano y los sistemas de tratamiento en otras zonas urbanas y costeras. Además, el proyecto “Limón Ciudad Puerto” no se concluirá, lo que causará un aumento porcentual de la población con tanques sépticos, que pasará de un 73% en el 2013, al 85% en el 2030.

Como consecuencia, el deterioro en los servicios de ACH y DE, las diarreas y parasitosis aumentarán, incrementando las tasas de muerte en los niños a más de dos dígitos, la esperanza de vida al nacer se estancará en 79 años y la “marca país” de una nación ecológica desaparecerá, lo que causará una disminución en el atractivo turístico.

Otro escenario. Por el contrario, en el escenario positivo sucederá lo siguiente:

La Asamblea Legislativa logrará aprobar la nueva “Ley de Aguas” en el año 2014, la cual será reglamentada en el 2015, ordenando los usos del agua y la protección de las cuencas y fuentes de agua para potabilización en el periodo 2015 a 2020.

El AyA logrará modernizarse con la aprobación de una nueva Ley, creando un “Fondo del Agua” para ejercer su rectoría y la empresa operativa se hará eficiente. Además, se modernizará y se construirá un nuevo edificio para el Laboratorio Nacional de Aguas, lo que permitirá ampliar los programas de vigilancia y control de la calidad del agua en sus diferentes usos. Por otra parte, se establecerá un centro de capacitación, investigación y desarrollo en agua potable y saneamiento, que acogerá a las ASADAS y las empoderará para mejorar los servicios de agua.

Con recursos frescos y con una mejor capacidad de ejecución, el AyA construirá con éxito los sistemas de alcantarillado sanitario del Área Metropolitana, zonas costeras y ampliará los sistemas urbanos existentes desde 1970.

La cobertura nacional con agua de calidad potable pasará de 92.8% en el 2013, al 98% en el 2030; disminuirá el uso de tanques sépticos y aumentará la cobertura del alcantarillado sanitario con tratamiento a un 75%, en ese mismo periodo. La mortalidad en la niñez disminuirá al descender en forma drástica las diarreas y las parasitosis, y la esperanza de vida al nacer llegará a 83 años promedio en el 2030.

Quizás no estaré vivo en el 2030, pero mis hijos y mis nietos podrán comprobar cuál de estos escenarios se cumplió. Por el momento, y en lo que me quede de vida, seguiremos persistiendo para que el escenario positivo se cumpla, y Costa Rica mantenga y mejore los indicadores básicos de salud y siga siendo uno de los países más ecológicos del mundo.