Mis ausencias al plenario legislativo, a las que se refiere La Nación el 25 de enero anterior, corresponden a recesos decretados para todos los diputados con motivo de dificultades técnicas, en algunos casos, y de vacaciones, en otras.
El resto no lo son por enfermedad u otra razón que no haya sido la de labores inherentes a mi cargo. Las diputaciones no son, como mucha gente cree, solo para hacer leyes. También tenemos labores de control político y de divulgación. En mi caso, formo parte del Consejo Administrativo de ParlAméricas y he tenido que representar a Costa Rica en diferentes países.
De las 88 ausencias a las cuales hizo referencia La Nación, se debe aclarar que 42 de ellas obedecen a recesos, vacaciones, feriados y asuetos comunes a todos los diputados. Las restantes 46 son ausencias respaldas por las solicitudes de permiso.
Hay constancia de que aunque hemos estado en vacaciones y recesos, en mi despacho se ha trabajado, no solo yo, sino también mis asesores.
Ligia Fallas Rodríguez