A tiempo de conformar una Asamblea con gente idónea

Como mínimo 21 partidos se disputarán la presidencia y la integración del Congreso en el 2022

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La composición de la Asamblea Legislativa se modifica en un entorno multipartidista a partir de la elección del 2002, cuando surgió el Partido Acción Ciudadana, una escisión de Liberación Nacional, que compartía el esquema con la Unidad Social Cristiana.

El espacio para el bipartidismo fue producto de los acuerdos políticos entre Luis Alberto Monge y Rafael Ángel Calderón Fournier a principios de la década de los 80. Con el nacimiento de Liberación Nacional, en 1948, y su fundación como partido, en 1951, el país se dividió en liberacionismo y antiliberacionismo.

La época anterior al multipartidismo se caracterizó por la integración de figuras políticas en las papeletas para diputados, en las cuales sobresalían personas que daban prestigio al partido por sus aportes a la vida nacional, como profesores universitarios, científicos, representantes de las artes o por su exitosa labor en la comunidad. Con ello, obtenían una robusta e indiscutible representación de la zona o del territorio que las elegía. También se seleccionaba a gente reconocida, estrechamente vinculada a los gremios y sindicatos.

Mengua intelectual. El multipartidismo desembocó en un debilitamiento de la cultura y visión de los parlamentarios. Algunos hombres y algunas mujeres con características nuevas se abrieron paso.

Estos simbolizan grupos de la sociedad que hallaron terreno en las papeletas partidarias debido a la suma de sus correligionarios y no necesariamente por la bondad de su preparación.

Cuentan con capacitación puntual en ciertos aspectos, pero carecen de visión holística. También, el multipartidismo posibilitó la conformación de otros partidos más centrados en asuntos rígidos y circunstanciales.

De esta nueva representación se pasó de partidos políticos con ideología socialdemócrata, socialcristiana y comunista a formaciones gremiales convertidas en partidos.

Vimos nacer desde partidos de porteadores hasta de comunidades religiosas. Son grupos que no se han ocupado de trabajar una visión nacional, y mucho menos universal. Se centran en las cotidianidad. Sus propuestas reflejan los elementos de una coyuntura.

Las nuevas formaciones políticas privilegian personas, no proyectos para la sociedad. La ideología dio paso al personalismo.

Cultura universal. El problema es que esto último no ocurre a la vieja usanza. Los líderes liberales de principios del siglo XX tenían una personalidad más fuerte que sus partidos, pero solían poseer una cultura universal, como Ricardo Jiménez Oreamuno, Cleto González Víquez y Alfredo González Flores.

También hubo partidos ideológicos con figuras prominentes, como el Reformista de Jorge Volio Jiménez, Vanguardia Popular de Manuel Mora Valverde, el Republicano de Rafael Ángel Calderón Guardia. Quienes, además de ser líderes indiscutibles de sus agrupaciones, tenían un enfoque global.

Las iniciativas de ley se han modificado de conformidad con la preparación educativa de los integrantes de la Asamblea Legislativa.

Hemos transitado de reformas constitucionales a la creación de un colegio para agremiados en los salones de estética, es decir, de la concepción de un pacto social que aglutine a todos los costarricenses a los intereses de grupos. Ni siquiera hablo de grupos de presión, según la teoría política, sino de ocurrencias.

Espectro político. Muy cerca de la próxima elección de quienes van a figurar en las listas de aspirantes a las diputaciones, los partidos políticos deben asumir el compromiso de procurar una integración de personas con preparación y largueza de miras en pro de la sociedad.

Este aspecto es especialmente necesario porque, como mínimo, 21 partidos se disputarán la presidencia y la integración de la Asamblea Legislativa, lo cual se traduce en una elección con representación de muchas fuerzas políticas y un poder ejecutivo debilitado por su poca representación y minoría parlamentaria.

Es imperativo para el gobierno que asumirá el poder en el 2022 contar con interlocutores de miras amplias, con personas que posean la capacidad de defender sus ideales, pero también con la altura para trabajar por el país.

Estamos a tiempo de tomar la decisión de permitir que se elija a las personas adecuadas en todas las organizaciones políticas para gobernar y posibilitar la gobernabilidad en Costa Rica.

rcastrocalvo@gmail.com

El autor es abogado y asesor parlamentario.