A mi amada y enlutada Costa Rica

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Hoy te escribo con el corazón apretado por la nostalgia, las ganas de llorar y, quizá, también con frustración por ver como te han tratado algunos gobernantes. Ha llegado el momento de poner tus destinos en manos de otros, mas no puedo ejercer mi derecho al voto porque no tengo por quien hacerlo. ¡Qué duro, amada tierra, pero ya no confío en nadie! Me he equivocado muchas veces y con eso te he dañado, pero no quiero seguirte lastimando. No encuentro a la persona idónea, veo confusión y falta de valores, caos y desorden. No puedo quedarme en esta incertidumbre y pido a Dios me haga ver con los ojos de la conciencia cuál de las personas que vendrán se acerca más a los principios íntegros del recto caminar. Se de antemano que me podría llevar una sorpresa desagradable, pero no podría dejar la decisión en manos de los que pensando en sus beneficios, quieren abusar de ti.

Con el pasar de los años, después de cambiar las armas por los libros, después de que bajo el límpido azul de tu cielo trabajaron y progresaron personas de caminar recto y mirada puesta en el horizonte de una Costa Rica digna por su democracia, has caído en las garras de quienes crecieron en tu suelo, estudiaron y aprendieron lo que les ofreciste, pero se dejaron esclavizar por la vil mentira de los objetivos falsos y equivocados, escondiéndose detrás de los principios verdaderamente nobles que Dios y tu sistema nos han enseñado.

La crítica que hago como costarricense a algunos de nuestros gobernantes no es negativa en principio, porque el origen del negativismo es, precisamente, la forma bárbara en que muchos de ellos se están aprovechando de las arcas de tu desangrada libertad y de tu desgarrada bandera. Ahora, vemos con horror cuanto se hace para engordar egos y billeteras, en lugar de velar por el progreso y bienestar de un pueblo noble y educado.

Una sociedad ya enferma ha cometido errores garrafales, al extremo del vil abuso del ser humano canjeando sus órganos por dinero. Hemos convertido a nuestra patria en guarida de gente que viene a mal invertir aprovechándose de nuestras leyes y nuestro sistema, que es para gente recta y ética. Y ni se diga la cantidad de abusos cometidos al negociar el mejoramiento de las vías de comunicación. Compañías extranjeras se aprovechan y negocian con personas que ocupan altos puestos y de ahí salen los famosos contratosilícitos. El asunto de fondo es que hemos llegado a los niveles más bajos en materia de ética y principios fundamentales. Y todo por causa de una democracia mal entendida, que vuelve los ojos hacia la existencia torcida y se olvida de la responsabilidad que conlleva gozar de libertad. Por esta razón, amada Costa Rica, estás humillada, vejada, maltratada y enferma. No puedo seguir viéndote en este estado tan deplorable y quiero hacer algo para ayudarte.

Ya soy adulta mayor y he recorrido mucho camino, pero quiero escribirte para decir que te amo, Costa Rica de mi corazón. Quiero prometerte que en comunión con Dios, te voy adar lo mejor de mi cada día. Deja que bajo tu cielo trabaje, no para recibir de otros regalías ni favoritismos, sino para dar todo mi esfuerzo desinteresado, sin esperar nada de vuelta más que la satisfacción de contribuir a lograr un mundo mejor.

Déjame vivir hasta ver uno de tus majestuosos atardeceres habiendo cumplido el deseo de hacer algo constructivo por ti, como ofrecer ayuda a alguien que la necesita, reconstruir con mi actitud y esfuerzo algo que esté destruido, trabajar por la limpieza y desarrollo de tu suelo, tus ríos y tus mares. Por donde camine en tus valles, playas o montañas sabré y haré saber a otros que la razón mas importante de vivir es llegar a comprender que el poder, la fama y el dinero no son la finalidad de la existencia, sino medios para lograr una paz social en la cual un pueblo viva mejor para cultivar el espíritu y llegar adonde Dios espera que lo hagamos cada uno de nosotros según nuestra misión en la vida.

Quiero compartir estos pensamientos con mis hermanos y compatriotas de caminar recto, aquellos hijos tuyos que al igual que yo añoran la integridad y el honor de tus próceres, de los que te amaron, te respetaron y pusieron en práctica tus principios, bases de aquella lejana y añorada patria, donde bajo el límpido azul de tu cielo vivían siempre el trabajo y la paz. Ahora es cuando, Costa Rica de mi corazón, quiero decirte: “Cuando alguno pretenda tu gloria manchar, verás a tu pueblo valiente”… empezar a ser mejores e íntegros seres humanos, capaces de construir en lugar de destruir. Y “viril” para no bajar la guardia en defensa de una verdadera democracia, respaldada por el honor y la responsabilidad de quienes la gozamos.

Recibe este sentimientopatrio con el amor,la fe y la esperanza de quien ha vivido cobijada por tu hermosa bandera.