A 200 años del nacimiento de Marx

A dos siglos del nacimiento del padre del comunismo todavía quedan algunos cuyas ideas comulgan con las de él. El autor de este artículo hace un repaso del pensamiento de Marx y nos dice en qué se equivocó.

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El comunismo implantado en Rusia alrededor de la segunda década del siglo XX por Lenin duró setenta años. Dejó una estela de muerte, hambruna, dictadores corruptos y una tensión geopolítica a la cual se le llamó Guerra Fría.

Los Estados inspirados en las ideas de Karl Marx se caracterizaron por ser gobiernos donde el terror fue política pública: fusilamientos, confiscaciones, asesinatos masivos... Los seguidores de las ideas de Marx cometieron crímenes de lesa humanidad. Millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de las más perversas atrocidades. Por ejemplo, la pequeña Camboya, en Asia, llegó a unos niveles de represión que desafían la imaginación.

Los comunistas marxistas profesaban lo escrito en un pequeño texto redactado por Marx y Friedrich Engels, quizá el más importante, políticamente hablando, pues sintetiza la filosofía comunista, explica la historia de la humanidad y propone un programa político. El manifiesto comunista es una obra de propaganda genial, muy bien escrita, seduce al lector, le da fe. Un credo que seguir, pero nada más.

Marx fue un muy buen escritor, lo que escribió suena lógico y con coherencia, su Manifiesto comunista se creó porque Marx en 1845 vivía en Francia y, por temor a ser extraditado, huyó a Bruselas con la idea de fundar un partido político obrero. Se incorporó a una organización llamada La Liga de los Justos, a la cual rebautizó como la Liga de los Comunistas. Los miembros de esta liga le encomendaron escribir la plataforma política del nuevo partido y en 1848 se publicó El manifiesto comunista.

Contenido. En la primera parte, Marx dice que la historia de las sociedades es la historia de la lucha de clases. Uno de los puntos centrales de su filosofía, esa lucha de clases a veces es oculta, imperceptible y otras abierta. Allí aparece la frase muy peligrosa “exterminio conjunto de las clases”. La lucha de clases genera una tensión social y esa tensión el cambio, que se traduce en una clase exterminando a otra. Marx no cuestiona la moralidad de tal hecho, simplemente dice que esa es la ley de la historia.

La sociedad burguesa, como la llamaba, no se escapa a esa ley. En este caso, los trabajadores de las fábricas serían los destinados a liderar la lucha de clases y transformarían a la sociedad. Según Marx, los trabajadores de las fábricas debían destruir el orden social existente, las leyes, la moral y la religión porque no eran más que prejuicios burgueses. A medida que se desarrollara esa guerra civil los proletarios implantarían su dominación.

Para Marx, el poder político no es más que “la violencia organizada de una clase para la opresión de otra”, con esta visión tan simplista del poder político, todo acto de “violación despótica del derecho de propiedad”, es válido. Marx va más allá y termina su manifiesto con un enunciado indicando que los comunistas “proclaman abiertamente que sus objetivos solo pueden ser alcanzados derrocando, por la violencia, todo el orden social existente”.

Equivocaciones. El tiempo desmintió a Marx. Los obreros no harían la revolución comunista y tampoco serían la permanente fuerza social del cambio. No era verdad su materialismo histórico, el cual indica que la base económica determina el orden social existente, tampoco que al cambiar las relaciones de propiedad surgiría un paraíso terrenal donde las leyes y los jueces serían innecesarios. También se equivocó al creer que la monopolización de toda la economía por parte del Estado, la producción industrial y la agrícola aumentaría milagrosamente y no habría pobreza ni escasez.

En lo único que no se equivocó fue en que a través del Estado se puede poner en práctica una hegemonía ideológica, donde la intolerancia, la represión, los crímenes y el terror se convierten en un sistema de gobierno. Una característica del pensamiento de Marx es que la máxima judeocristiana de “no mataras” no tenía valor para él, en la construcción de su pensamiento esta frase no aparece, ningún principio indicador de que no se puede matar a cualquier número de personas en nombre de la revolución comunista.

En el comunismo, la violencia y la muerte están plenamente validadas. No es de extrañar, entonces, que los comunistas inspirados en las ideas de Marx hayan asesinado a decenas de millones de seres humanos.

El autor es abogado.