8 de marzo: nada que celebrar, mucho por qué luchar

Las luchas por los derechos delas mujerespermanecen vigentes

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La conmemoración del Día de la Mujer siempre ha estado revestida, desde su proclamación en la primera década del siglo XX, de un espíritu contestatario. En sus inicios, las exigencias reivindicaban temas como el sufragio femenino universal, el derecho a ocupar cargos públicos, el derecho a la formación profesional, el derecho al trabajo y a la no discriminación laboral. Han pasado los años y muchas de las exigencias de estas mujeres antecesoras siguen sin cumplirse. Aun peor, otras más se han ido agregando a la lista de injusticias y desigualdades. Estas luchas heredadas permanecen vigentes después de tanto tiempo transcurrido porque la realidad sociocultural sigue sin cambio alguno y el Estado costarricense continúa sin asumir plenamente su responsabilidad.

Este 8 de marzo, de nuevo, muchas mujeres volvemos a salir de nuestros trabajos, de nuestras casas, para conmemorar esas luchas históricas y para seguir exigiendo respeto por nuestros derechos. Este es el tercer año en que interpelamos a la presidenta Laura Chinchilla, como representante del Estado costarricense, un Estado que le sigue dando la espalda a las mujeres. Ejemplo de ello queda retratado en el “caso de Aurora”, a la cual el sistema público de salud y el sistema judicial negó toda acción pertinente para reconocer el riesgo en el que se puso su salud y su vida, al impedirle el acceso al servicio y tratamiento médico que requería.

Pero esa es solamente la cola de una serie de acciones discriminatorias y violentas contras las mujeres. El Estado, bajo el mando de la presidenta, y con apoyo de la ministra de Salud, entorpece el cumplimiento de la resolución de la CorteIDH al dilatar los procedimientos para que se permita un tratamiento médico imprescindible para que decenas de parejas y mujeres puedan convertirse, por fin, en madres y padres biológicos.

Vivimos, sin duda alguna, en un Estado que sostiene un sistema donde las mujeres, con iguales o mejores calidades que sus colegas masculinos, siguen ganando menos que ellos y a quienes, si son madres, se les recarga el cuido de los hijos e hijas y de la casa en pleno.

Este mismo Estado se centra exclusivamente en la “famosa” red de cuido, su proyecto estrella, reafirmando su carácter conservador y tradicional que considera la maternidad como un mandato social y dejando sin atención temas tan problemáticos como la violencia sexual, el acoso callejero, el embarazo en niñas y adolescentes, y la discriminación hacia las mujeres sexualmente diversas.

Asimismo, ve pasar, año tras año y sin inmutarse, las cifras de mujeres agredidas y/o asesinadas a manos de esos que alguna vez dijeron quererlas, sin que se tomen medidas concretas y eficaces para que esto no se repita.

Este 8 de marzo, no hay nada que celebrar. ¡Las luchas por los derechos de las mujeres siguen en pie!