2017: economía de a prestado

La economía crece cada vez menos y persiste la necesidad de recurrir al crédito

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Las autoridades monetarias presentaron en diciembre pasado el Programa Macroeconómico con sus prospecciones para este 2017. Si bien delinearon, en general, un buen cuadro macro, enfatizaron el deterioro fiscal que, a falta de medidas correctivas, cada vez más irá comprometiendo no solo los indicadores logrados (tasas de interés, precios, expectativas, tipo de cambio, etc.), sino también el desempeño económico, más allá de estos (crecimiento económico, empleo, competitividad, distribución del ingreso, inversión productiva, etc.). Aquí vamos.

Producción. La economía en el 2016 estará registrando un crecimiento en términos reales del 4,3% (un año antes reportó un 4,7%). Para el 2017 se calcula un crecimiento del 4,1%. De ser así, este trienio mostrará una desaceleración en su tasa de crecimiento. Los componentes por el lado del gasto, que han sostenido ese crecimiento y lo harán para este año, son el consumo privado, las importaciones y las exportaciones.

En este último renglón, es meritorio el desempeño de los servicios. Para visibilizarlos, las autoridades mejoraron la captura y segregación de información.

La menor inflación habilita un mayor poder adquisitivo y las facilidades de crédito (entiéndase tarjetazos, de a prestado), allanan el consumo de chécheres. Sería mucho mejor, no solo que el consumo crezca, sino también la inversión privada y el gasto público productivo.

El FMI al término de su visita comunicó que “la economía está creciendo de forma robusta”. ¿De veras? Si bien las ventas de zonas francas (con incentivos), crecieron un 14%; en contraste, las empresas fuera de zonas (sin incentivos), lo hicieron un 1%. Si este segundo grupo de empresas gozara de adecuadas condiciones productivas, su aporte a la producción y a la generación de empleo sería mayor. Esto sí daría robustez al crecimiento económico.

Sector fiscal. La deuda del sector público global (Gobierno Central más gobierno descentralizado) respecto del PIB, a diciembre pasado, se ubicó en el 62% (a fines del 2015, el 60%). Con numeritos: la deuda global registra ¢19 billones, repartidos entre el Gobierno Central, ¢14 billones (44% del PIB) y el descentralizado ¢5 billones (un 18% del PIB).

El FMI comunicó que “la persistencia de elevados déficits fiscales y el crecimiento continuo de la razón deuda/PIB hacen a Costa Rica muy vulnerable a cambios repentinos en las condiciones financieras internacionales”. De acuerdo.

Por otra parte, el déficit del Gobierno Central se estimó para el 2016 en un 6,2%; no obstante, será de un 5,1% (ojo: de esta cifra, el 2,5% corresponde a intereses). El déficit está cerrando en menos de lo esperado, merced a medidas administrativas que han mejorado la recaudación y controlado el gasto. Estos esfuerzos deben persistir. Para este 2017 se estima cierre en un 5,9%.

El faltante de recursos para cubrir el gasto del Gobierno Central, Hacienda los pedirá prestado al mercado interno, aprovechando la comodidad en las tasas vigentes.

Entonces, el sector productivo y las autoridades hacendarias competirán, demandando esos recursos. Conforme estos últimos se vayan prestando, el mercado se irá vaciando, y, así, los recursos remanentes se tornarán más caros para quienes vayan a pedirlos prestado.

El incremento de tasas castiga la inversión productiva, restándole impulso tanto al crecimiento de la economía, como a la generación de empleos. Esta es una consecuencia para la sociedad, por financiar el déficit con deuda interna.

Sector monetario. Primero, los precios continúan bajos, el último dato a diciembre pasado arroja una inflación interanual del 0,77%. A la fecha, las condiciones locales e internacionales han sido benévolas; pero podrían revertirse a lo largo del presente ejercicio. Se trata de que la inflación vaya ubicándose entre el 2% y el 4%.

Segundo, el crédito al sector privado al cierre del 2016 creció interanualmente un 11,6% y para el 2017 y el 2018 se prevé un 7,9% y un 7,7%, en ese orden.

De todo ese crédito, el 32% está asignado a consumo y el 28% a vivienda. Obsérvese que el crédito al sector privado está creciendo menos, explicando, en parte, las menores tasas de crecimiento del PIB citadas al inicio. Así las cosas, el desempleo continuará oscilando entre el 9% y el 10%.

Tercero, el sistema financiero (intermediarios públicos y privados) en diciembre del 2014 tenían ¢1,5 billones invertidos en bonos del Gobierno Central y en el 2016, ¢2,1 billones.

Estos recursos están financiando gasto corriente del Gobierno, en vez de financiar actividades productivas generadoras de riqueza, empleo y encadenamientos.

En tanto el déficit fiscal vaya corrigiéndose, la sociedad dispondrá de más recursos y a menor costo para actividades productivas.

Cuarto, la autoridad monetaria trae a mecate corto el comportamiento del tipo de cambio, respeta la tendencia que vaya exhibiendo, pero atenta a normalizar movimientos súbitos.

Entorno internacional. La Reserva Federal finalmente, a mediados de diciembre pasado, decidió ajustar el corredor de la tasa de referencia de los fondos federales entre un 0,50% y un 0,75%.

La tasa Prime se ajustó pasando del 3,50% al 3,75%. Los créditos locales en dólares y referenciados a esta tasa incrementarán sus cuotas.

Se prevé que a lo largo de este año el petróleo y otras materias primas suban de precio, lo que conlleva una mayor demanda de dólares para esas cancelaciones y abre la posibilidad de que el tipo de cambio se deprecie, o sea, aumente.

Este año estaremos en trance electoral por lo que la inversión extranjera directa estará en modo cautela y podría mermar esa entrada de divisas. Por lo demás, lo mejor para ustedes en este 2017.

El autor es economista.