Ferrocarril en Costa Rica

 Sin ton ni son, desmantelaronel tren enviando locomotoras a los patios

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Pasaron pocos años después de que en 1825 diera inicio el primer ferrocarril en el mundo, para que el nuestro tuviera el suyo. Sin embargo, ¿cómo poder explicarse que, con tanto esfuerzo, un medio de trasporte útil en nuestra topografía y vida comercial llegara a desaparecer, casi en su totalidad, durante la administración del presidente José María Figueres Olsen?

Al parecer, fue para favorecer a un grupo de traileros y camioneros que, con su pesado equipo, en pocos años acabaron con las carreteras del país, que eran frágiles, asfaltadas y angostas.

El tren en Costa Rica fue, para una gran cantidad de personas, la única alternativa que hubo para llegar a otras ciudades y pueblos. Para otros fue un símbolo de progreso y, para muchos, sinónimo de vacaciones y paseo.

Desafortunada decisión. Según lo dicho por don Miguel Carabaguíaz, presidente ejecutivo de Incofer, el tren en este país costó grandes esfuerzos, tanto al Pacífico como al Atlántico. Una vez que se logró terminar tras haber librado las peores batallas y que funcionaba normalmente, sin ton ni son comenzaron a desmantelarlo, enviando coches, plataformas y locomotoras a los patios, donde, finalmente, se herrumbraron.

Para nadie es un secreto la difícil topografía de nuestro territorio. Poner a funcionar un ferrocarril no resulta fácil, menos en aquel tiempo, pues aquí hay subidas y bajadas de varios metros antes de llegar a la cordillera central.

Nuestro ferrocarril fue valiente para transportar la carga –y también lo fueron los pasajeros– por un trazo de curvas que atraviesan montañas y cuencas, a veces empinadas, con cuestas que lo hicieron lento pero seguro. Nunca hubo ninguna queja del ferrocarril, a pesar de que, por las inclemencias del tiempo, se presentaron derrumbes. Afortunadamente, siempre hubo solución para estos inconvenientes.

Con el TLC. Ahora que vamos a tener el TLC, con industria y comercio más penetrantes, deberíamos desarrollar el transporte de carga por ferrocarril. Saldría más barato para todos, pues el transporte por ferrocarril resulta más económico que por otros medios. Los trenes, como cualquier trasporte de carga en el mundo, se pueden adaptar a las necesidades, tales como refrigeración para perecederos, calefacción, etc. También los puertos tienen instalaciones que permiten que se pueda hacer con el tren lo mismo que se hace con los furgones.

Los trenes para pasajeros son urbanos, como muy bien lo ha dispuesto esta Administración, con las rutas de Pavas y Curridabat, y, ahora, las de Heredia, Alajuela y Cartago.

Me parece saludable que sea el Gobierno el que participe en el relanzamiento del proyecto. El ofrecimiento de ¢2.000 millones por parte de la administración Arias Sánchez, aunque es poco, será el inicio de lo que en un futuro no lejano, a no dudarlo, traerá enorme beneficio nacional y, con mucha más razón, una vez que se comiencen a movilizar miles de toneladas de carga anuales a través de los dos océanos que bañan nuestras costas. A no dudarlo, será el canal seco que pueda cambiar nuestra economía. La firmeza que hoy se tiene para realizar esta obra que algunas personas, por conveniencia, vieron o consideran muerta, permitirá darle una nueva perspectiva a la situación ferroviaria nacional que estaba estancada.

Incluso, si en pocos años se desarrolla el tren al Atlántico, se podrá revivir el proyecto del tren turístico, que fue tan frecuentado no hace tantos años por extranjeros y nacionales, y más ahora que estamos recibiendo el triple de turistas que a inicios del año 2000.

Cinco locomotoras están prácticamente listas para ser utilizadas en la vía a Heredia. En los patios del ferrocarril al Pacífico existen más de once locomotoras eléctricas, que, una vez reparadas, servirán para reactivar la ruta San José-Puntarenas. Son locomotoras para carga pesada que nunca dieron problemas mientras funcionaron. Se va a adquirir más coches en el extranjero que ya han sido vistos por el señor Carabaguíaz; se va a modernizar también las señales para facilitar los pasos del tren.

En fin, se realizarán muchas cosas más. El tren, de nuevo, es una realidad.