Ventajas de la apertura comercial

No es posible hacer experimentos controlados para comparar un escenario ‘con TLC’ con otro ‘sin TLC’, pero sí se puede identificar, por medios indirectos, claras bondades del primer escenario

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Si el mundo estuviera conformado por dos países, Costa Rica —con su tamaño y características actuales— y el resto del orbe, este último podría, para todo efecto práctico, hacer caso omiso de nosotros. El resto del orbe tendría un enorme mercado interno, con gran variedad de recursos naturales y climas, que le permitirían aprovechar las ventajas de la especialización y el comercio. En ausencia de esquemas de comercio internacional, la economía de Costa Rica, por la pequeñez geográfica y de su mercado, no podría aspirar a mucho.

Los países pequeños son los que más ventaja pueden derivar del comercio internacional. Mientras no exista un régimen de libre comercio mundial, lo que más se acerca son los tratados de libre comercio (TLC). Mientras más socios incorporen, y más grandes sean esos socios, mejor para el país pequeño. Los TLC rinden su máximo fruto y coadyuvan en la “creación de comercio”, y no en el “desvío de comercio”, cuando se desarrollan en un entorno de bajas barreras arancelarias y no arancelarias, como razonablemente ocurre con Costa Rica.

Los TLC suscritos por nuestro país a partir de la década de 1990 son, en general, muy provechosos. Aunque en esta materia no es posible hacer experimentos controlados, como en las ciencias naturales, para verificar lo que sucedería en un escenario “con TLC” comparado con otro “sin TLC”, sí es posible identificar claras bondades del primer escenario por medios indirectos.

Como lo documenta de manera resumida un artículo publicado por el economista Francisco Gamboa Soto en este medio ( “Valió la pena… ¡Y que valga todavía más!”, Foro, 25/10/2017), los once TLC suscritos por el país a partir de mediados del siglo XX han permitido aumentar y diversificar enormemente la oferta exportable, lo cual reduce la dependencia de uno o dos productos y mercados, como fue el caso del café y el banano. También creció la cantidad de empresas exportadoras directas e indirectas, que dan empleo bien remunerado a decenas de miles de costarricenses. Son exportadores indirectos quienes, como muchas pequeñas y medianas empresas, suplen insumos y materias primas a los exportadores directos. Con el tiempo y una vez que ganan experiencia, muchas de ellas logran “graduarse” como exportadoras directas.

Los TLC, que entre otras cosas abren a empresas domiciliadas en el país el mercado de naciones con alto poder de compra, estimulan la atracción de inversión extranjera directa (IED) y de nuevos conocimientos en materia de producción ( know how ), con positivos efectos que, al final, benefician a muchas otras empresas.

Hoy, Costa Rica destaca en el mundo por la producción de muchos productos “sofisticados” de alta tecnología, así como por servicios de alto valor agregado. En mucho, esa distinción se le debe al TLC suscrito con los Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta, por sus siglas en inglés). También son enormes los beneficios obtenidos por los consumidores nacionales gracias a la oferta más variada de bienes y servicios, a precios competitivos.

A pesar de lo anterior, no debemos pensar en los TLC como el equivalente económico de la “pomada canaria”. El aprovechamiento de los tratados se ve limitado por la deficiente infraestructura física, tramitomanía, tarifas eléctricas e inseguridad generada por la corrupción. También, para beneficio de la ciudadanía y de empresas cuya producción solo se dirige al mercado doméstico, es necesario revisar y reformar nuestro sistema educativo, en particular la enseñanza pública, para que los conocimientos que se impartan tengan una mezcla adecuada de componentes académicos y aplicados. Por esta vía podríamos comenzar a reducir el altísimo nivel de desempleo (cercano al 10 % de la población económicamente activa) que hoy muestran las estadísticas oficiales y también elevar el ingreso de las familias costarricenses, así como reducir la desigualdad.