Tesoro carbonizado

Costa Rica acaba de perder 4.200 hectáreas del Parque Nacional Palo Seco por la mano criminal de cazadores furtivos

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El Parque Nacional Palo Verde, en Bagaces, Guanacaste, es una maravilla natural incorporada en 1991 a la lista de áreas protegidas por la Convención relativa a los humedales de importancia internacional especialmente como hábitat de aves acuáticas, conocida como el acuerdo de Ramsar. Pertenece a la humanidad, y basta con contemplar el vuelo de miles de pájaros en sus alrededores para entender por qué, pero la riqueza del sitio ni por asomo se agota en el número y variedad de aves. Costa Rica acaba de perder 4.200 hectáreas de ese tesoro debido a la mano criminal de cazadores furtivos cuya identificación no será fácil.

Las llamas devoraron el 21 % del área protegida, uno de los principales humedales del planeta, donde aves acuáticas, residentes y migratorias, anidan, se refugian y encuentran alimento. A lo largo de la semana de incendio murieron unas 40.000 tortugas candado, batracios, cocodrilos, armadillos, saínos y serpientes. La tragedia pudo ser peor si las primeras lluvias de la temporada no hubieran caído providencialmente.

Según el director del Área de Conservación Arenal Tempisque, Alexánder León, unas 380 de las hectáreas quemadas eran de bosque y podría tardar entre 15 y 20 años para recuperarse. Los humedales, rodeados de Typha, un pasto invasor, podrían tardar diez años. No obstante, Albert Morera, del Programa de Dinámica de Bosques y Restauración de Ecosistemas de la Universidad Nacional (UNA), duda de la posibilidad de recuperar totalmente el bosque. Es posible restaurar un alto porcentaje de las especies, pero no las mismas, afirmó.

El Organismo de Investigación Judicial intentará sentar responsabilidades, pero la tarea es difícil en un sitio tan aislado, donde seguir el rastro de los delincuentes depende de algunos indicios a partir del punto donde comenzó el fuego y el lugar por donde entraron al área protegida.

Las autoridades admiten frecuentes ingresos de ese tipo de delincuentes en el parque. Andan a sus anchas sin temor a un encuentro con los guardaparques del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), cuyo número en esta área protegida, como en las demás, es muy reducido.

El personal también es necesario para el manejo forestal, uno de cuyos objetivos es evitar incendios o disminuir su impacto. El Programa de Manejo de Fuego del Sinac registra, en lo que va del año, 59 incendios, 33 de ellos en áreas silvestres protegidas. Las labores de prevención y lucha contra incendios son cada vez más críticas a medida que el cambio climático y las sequías elevan las temperaturas y acumulan materiales fácilmente combustibles.

Esas son las condiciones en la actualidad y las previsiones de los meteorólogos hacen temer su recrudecimiento en los años venideros. El fenómeno de El Niño podría instalarse en nuestra región en agosto, con especial peligro de sequía para el Pacífico y el Valle Central. Los próximos cinco años, dicen los expertos, probablemente sean los más calurosos de la historia.

Costa Rica ha invertido mucho en la preservación de buena parte de su territorio. También ha obtenido generosos réditos de esa inversión. La industria turística promociona al país como destino ecológico y los visitantes extranjeros son una de las principales fuentes de divisas. No obstante, en el marco de la estrechez fiscal, el gobierno anuncia recortes al presupuesto del Sinac.

Los directores regionales del organismo temen las consecuencias de la reducción presupuestaria (¢2.350 millones) para la protección de los ecosistemas a su cargo. El dinero, bien gastado, podría contribuir significativamente a mantener lo avanzado hasta ahora, en lugar de entregarlo a las llamas y la depredación de sujetos inescrupulosos.