Retomar el sendero de la inflación

Las causas de la mayor inflación están suficientemente claras y, también, las correspondientes soluciones

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La inflación en el primer semestre de este año se disparó. Medida por la variación en el índice de precios al consumidor (IPC), alcanzó un 4,14%, la mayor variación acumulada en un semestre desde el 2009, cuando descendió a variaciones de un solo dígito. ¿Qué sucedió? ¿Cómo se podría retomar el sendero de la baja inflación?

Tres factores decisivos influyeron en el incremento de los precios: mayor devaluación, descontrol en los precios regulados y cambio en las expectativas de los agentes económicos. El primero de ellos –devaluación– influyó decisivamente en los otros dos. Pero hay también otros factores que incidieron en el incremento de los precios, relacionados con la mayor demanda agregada, como el aumento del crédito al sector privado y el ascenso del gasto público y el déficit del Gobierno central. Afortunadamente, la mayoría de ellos se podrá corregir a corto plazo, siempre y cuando exista suficiente voluntad política.

La devaluación está en el corazón de la inflación. Cuando las cotizaciones en el mercado cambiario se recostaron en la banda inferior, a partir del 2010, la variación en el IPC comenzó a descender y ubicarse en niveles de un solo dígito. Pero a principios de este año, más concretamente a partir del 29 de enero, las cotizaciones comenzaron a subir y los precios al consumidor, a incorporar esas alzas muy rápidamente. La mayor devaluación afectó el costo de precios y servicios regulados, como los combustibles y tarifas de transportes, al igual que la electricidad, que también incorpora combustibles importados (con un gasto exacerbado por el fenómeno de El Niño).

En esta primera parte del año, la variación en los precios regulados (7,05%) prácticamente duplicó la correspondiente a los precios no regulados (3,32%). Eso refleja, en parte, la poca variación registrada a finales del año pasado (año preelectoral), y el aumento de gastos y costos de las entidades reguladas, sin suficiente control gubernamental. Parte del problema se asocia también con el aumento del gasto del Gobierno central, cuyo déficit financiero ha sido estimado en un 6% del PIB por el Banco Central, y por el incremento en los gastos de consumo del sector privado, también vinculados con la mayor liquidez y el aumento del crédito consentidos por el Banco Central. La variación interanual de la liquidez total (de mayo del 2013 a mayo del 2014) fue de un 17,3%, mayor que la originalmente programada, y el crédito en colones (15,6%) creció más que lo programado (13,3%), aunque los préstamos concedidos en moneda extranjera fueron menos, por el ajuste temporal en el tipo de cambio.

En las últimas semanas, el tipo de cambio ha mostrado mayor estabilidad y, más bien, se revaluó ¢17 durante el mes de junio, gracias, en parte, a la exclusión de las compras oficiales del Monex (pero no del mercado cambiario total). Cabe esperar que en el segundo semestre se mantenga una relativa estabilidad cambiaria, por lo que su efecto en el IPC tenderá a disminuir. Eso, a su vez, incidirá positivamente en el precio de los combustibles y otros precios regulados, dando un respiro a la inflación.

Pero el Banco Central no debe bajar la guardia. Si en los próximos meses observa que no cede la variación en los precios, puede –y debe– controlar más la liquidez y ajustar las tasas de interés, que han permanecido inalteradas en las últimas cuatro semanas, y reflejarlo así en la próxima revisión del Programa Macroeconómico para controlar más efectivamente la demanda agregada. Por su parte, al Gobierno y sus instituciones corresponde controlar más rigurosamente el gasto público para evitar ajustes obligatorios en las tarifas, fuente de variaciones en el IPC por la vía de los costos.

Vemos, en resumen, que las causas de la mayor inflación están suficientemente claras y, también, las correspondientes soluciones. Confiamos en que haya suficiente voluntad política para combatir las primeras e implementar adecuadamente las segundas, por el bien del país.