Resurge el radicalismo en Europa

La democracia ha sido una conquista difícil para las naciones europeas y hoy se ve amenazada por movimientos extremistas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El resurgimiento de añejas corrientes de la ultraderecha en Europa, de la mano con la agitación social que hoy prevalece en algunas naciones debido a sus penurias económicas, es preocupante. Este ominoso giro es visible hoy al sur y al este europeos y amenaza extenderse más allá del Continente.

El fenómeno se palpa de manera particular en Grecia, epicentro de las batallas por la la permanencia de ese país en la zona del euro. La crisis asomó hace cinco años debido a problemas fiscales que se tornaron críticos y forzaron replanteamientos políticos. El imperativo de profundos recortes fiscales, exigidos por los países más prósperos de la zona, en particular Alemania, y por las entidades multilaterales como condición previa del salvamento financiero, ha generado reacciones adversas, como era de esperar. Empleados públicos, pensionados y muchos otros sectores dependientes del presupuesto estatal se han lanzado a las calles para protestar por los recortes y demandar correcciones menos dolorosas.

La agudización de la crisis oxigenó a grupos radicales, en especial los de la derecha. El caso más visible –y temible– es el partido Amanecer Dorado, que se catapultó a una tercera posición en el escalafón político griego. Su mensaje ha sido y es xenofóbico y neonazi. De una minúscula presencia en los comicios del 2009, hoy cuenta con 18 escaños en el Parlamento y recibe el respaldo del 22 % del electorado.

Grecia, con una población de 11 millones, aloja millón y medio de inmigrantes. El desempleo ronda un 25%, incluyendo un 50% de desempleados juveniles. El trasfondo es tétrico y nutre el resurgimiento de neo nazis y afines. Quienes figuran en el liderazgo de ese partido saludan al estilo hitleriano, niegan el Holocausto, exigen de sus seguidores vestir camisas negras, pregonan sus iniciativas de expulsar a los extranjeros y “limpiar de judíos a la nación”.

Esta agrupación protagoniza excesos violentos para avanzar en sus proyectos, y su blanco más inmediato y visible son los inmigrantes. Aparentemente cuenta con aliados importantes en la policía y el Ejército, y los ataques violentos contra los foráneos aumentan cada día. Grecia ha devenido así en un caldero hirviente que perfila derrames en países del área con sectores igualmente afectados por las medidas de orden fiscal. A este respecto, el escándalo desatado por las denuncias de defraudación de impuestos enardecerá los apetitos desestabilizadores de Amanecer Dorado y sus satélites.

Parejo a las preocupaciones en torno a Grecia, emerge otro foco de alarma en Ucrania. Esta nación del este europeo suscita frecuentes quejas por las intenciones despóticas de su presidente, Víktor Yanukovych, jefe del gobernante Partido de Regiones. Las elecciones parlamentarias, celebradas hace dos semanas, provocaron una nutrida gama de denuncias sobre las manipulaciones antidemocráticas por parte de Yanukovych. Observadores internacionales protestan por el acoso a dirigentes opositores, la adulteración de credenciales y las maniobras para impedir que figuras contrarias al oficialismo acudieran a las votaciones.

Yanukovych ha estado en la mira de los Gobiernos integrantes de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), sobre todo desde la encarcelación y juzgamiento de la exprimera ministra y líder opositora Yulia Tymoshenko. El torbellino causado por el procesamiento y detención de la exprimera ministra y adversaria política del presidente originó duras quejas contra el cuestionable sistema imperante. Al mismo tiempo, Ucrania se sometió a un cronograma institucional que le permitiría completar su integración a las filas democráticas del continente.

El resultado de los cuestionados comicios parlamentarios le asegura a Yanukovych un dominio firme del Parlamento. Tal como afirman observadores de la OSCE, estos comicios representan un serio retroceso en los avances pluralistas demostrados por Ucrania en años previos. Lo que asoma, a la luz del retroceso institucional y el clima de impunidad ahora reinantes, es un acercamiento de Yanukovych a los autoritarios presidentes de Rusia y Bielorrusia.

La democracia ha sido una conquista difícil y ardua para las naciones europeas. Las intenciones de los radicales de uno u otro signo son anular la legitimidad democrática de los Gobiernos surgidos de comicios libres, limpios, transparentes y apegados a las leyes imperantes. Cuando los neo nazis griegos o los matones al servicio de Yanukovych socavan los cánones electorales, cometen una estafa en perjuicio de sus pueblos para malversar la legitimidad política hasta entonces imperante.