Rebaja pasajera

El precio de la electricidad bajará un 13,6%, en promedio, entre el 1.° de octubre y el 31 de diciembre

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El precio de la electricidad bajará un 13,6%, en promedio, entre el 1.° de octubre y el 31 de diciembre. La noticia no es tan buena como parece. En primer lugar, la nueva tarifa apenas compensa los aumentos del año. En enero, la luz subió entre 3% y 13%, dependiendo del distribuidor. En abril, se encareció entre 9% y 14%. En aquel momento, ya se trataba de precios elevados muy por encima de la inflación en los seis años transcurridos entre agosto del 2006 y octubre del 2012. El alza acumulada del periodo alcanzó un 85,4%, pero no paró ahí.

El beneficio de la rebaja recién anunciada para 1,4 millones de abonados en todo el país se limita, en el mejor de los casos, a la compensación de los aumentos practicados desde enero. Los usuarios, en síntesis, pagarán recibos un poco menos caros, pero caros al fin.

La naturaleza estacional y, por ende, temporal, de la reducción del precio tampoco alienta el entusiasmo. La rebaja es un regalo de la naturaleza y no producto de un cambio estructural ni del ajuste de las políticas energéticas. Nada hicimos para merecerlo, salvo esperar la llegada del invierno.

La Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) confía en la generación hídrica para suplir la demanda del próximo trimestre, sin necesidad de recurrir a los carísimos combustibles fósiles.

Pero el invierno pasará y, con él, la posibilidad de mantener apagadas las plantas térmicas. Los recibos volverán a subir. Si en esta ocasión bajaron, fue porque la Aresep no concordó con el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) en la pretensión de producir 102 gigavatios hora (GWh) de energía térmica en el último trimestre del año. Así, la Aresep rebajó los costos en ¢8.959 millones y trasladó el ahorro a los usuarios.

Lleva razón, y el pronóstico no dejará de ser seguro mientras insistamos en desconocer la urgencia de ajustar la política energética para disminuir la dependencia de la generación térmica y aprovechar a plenitud las fuentes limpias disponibles en Costa Rica.

Las inversiones necesarias no están al alcance del ICE, pero hay sectores influyentes empecinados en no permitir la ampliación del reducido espacio abierto a la generación privada. La generación térmica, amén de cara, es de las más contaminantes, pero el ecologismo extraviado impide explotar las bien calculadas reservas energéticas existentes en el subsuelo, cerca de los volcanes.

La voluntad de la empresa privada de producir más, a menor precio y con sujeción a las regulaciones de la Aresep, está demostrada en el terreno de los hechos, pero nos damos el lujo de rechazar la oferta.

Los consumidores pagan altos precios por la electricidad porque la burocracia y buena parte de la clase política lo prefieren. Es una escogencia, no una necesidad. Las tarifas reflejan el costo de mantener límites a la generación privada, como si nos sobrara la electricidad. En ellas está presente la decisión de no tocar los parques nacionales, aunque sea perfectamente posible hacerlo adoptando, al mismo tiempo, medidas de compensación y conservación, incluido el establecimiento de cánones para mejorar su mantenimiento.

Los abonados de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz serán los más beneficiados con la rebaja anunciada para el último trimestre del 2013. Si su consumo promedio mensual es de 250 kilovatios hora, el recibo les bajará de ¢22.110 a ¢18.510 en los próximos meses.

A fin de año, la naturaleza y la Aresep, en conjunto, les habrán “regalado” ¢10.800 para cobrárselos, con creces, en el 2014. Perdón por no compartir el entusiasmo.