Las negociaciones financieras

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La globalización nos impone modernizar nuestro sistemaEn la llamada "Ronda Uruguay, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), del cual nuestro país es miembro, dedicó gran atención a la apertura de los servicios en general y financieros en particular. El deseo de los países miembros de este foro es que los servicios de banca y seguros estén ampliamente expuestos a la competencia internacional, lo cual se ha de traducir en beneficios para ahorrantes, demandantes de crédito y para la sociedad como un todo.

La globalización económica y los avances en el procesamiento y transmisión electrónica de datos han hecho que la banca y finanzas cada vez operen más como servicios informáticos, que con facilidad cruzan las fronteras de los países, y que atrás quede la idea de que se pueden tratar como compartimentos estancos. En este contexto, el que un país se abstenga de operar conforme a las reglas internacionales, solo ha de significar su retraso.

Con el patrocinio del Ministerio de Comercio Exterior y la Academia de Centroamérica, el pasado jueves tuvo lugar en nuestro país un foro, en el que participaron expertos extranjeros y locales, que se dedicó a estudiar el papel que se espera jueguen los servicios financieros en el comercio internacional. Según destacaron los expositores, el desempeño del sector financiero es altamente sensible a las discrepancias entre regulaciones internas y externas. Por ejemplo, un sector distorsionado, como el que opera en Costa Rica, incentiva la aparición de entidades paralelas (conocidas aquí como "panameñas" y "caribeñas") que, fuera de la supervisión oficial, se encargan de llevar a cabo, de manera subterránea, parte importante de la actividad financiera que debería darse a la luz del día si las reglas fueran otras.

La apertura en materia bancaria y de seguros no ha estado libre de trabas, como antes tampoco lo estuvo el comercio internacional de bienes. Pero la dirección de los acuerdos internacionales es muy clara: el deseo es que pronto exista competencia plena en escala mundial en materia financiera. Costa Rica debe prepararse conscientemente para ello y el momento actual no podía ser más oportuno, pues la Asamblea Legislativa tiene en estudio, desde hace muchos meses, un proyecto de reforma a las leyes financieras del país, cuyo objetivo es prepararnos para enfrentar con éxito los retos que ha de traer consigo el próximo siglo.

Por fortuna, son pocas las mentes que ven hoy los servicios financieros con celo dogmático. Hoy prima en la mayoría de la gente --y en particular entre la comunidad financiera-- una actitud pragmática, que reconoce que o nos modernizamos en esta materia o nos dejará atrás el tren del progreso.

Las reformas a las leyes financieras, que se espera sean aprobadas por la Asamblea Legislativa antes de fin de mes, tienen que ver con la independencia técnica del Banco Central y con su objetivo de procurar la liquidez que requiere nuestra economía en condiciones de estabilidad monetaria. Debe uniformar las reglas de operación para todos los actores, es decir, debe quitar los privilegios que hoy reservamos a la banca estatal y debe fortalecer la supervisión prudencial del sistema. No debemos, por tanto, demorar más la aprobación de estas reformas.