La CCSS exige una revisión

Una cita programada para un lustro o más, si no hay huelga y todavía hay paciente, es en realidad una denegación del servicio

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Una mujer perdió su cita para un examen de control prenatal el 27 de abril porque algunos empleados de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) se declararon en huelga. La prueba fue programada para el 2023. Llegará a la consulta con un niño de siete años y sin necesidad de hacerse el examen, salvo un nuevo embarazo, coincidente con la fecha de la prueba.

El primero de nuestros reportajes sobre la institución, ahora que está a punto de cumplir 75 años, relata esa y otras historias que hacen pensar en la necesidad de una profunda reforma. Todos conocemos casos similares.

VISITE: ESPECIAL 75 AÑOS DE LA CCSS

Una paciente, necesitada de cirugía en un ojo, obtuvo cita para la próxima década. Se vio obligada a acudir a la consulta privada porque la dolencia podría hacerle perder la vista. Sin embargo, decidió guardar la cita porque comienza a experimentar idénticos síntomas en el otro ojo y cree que si la afección evoluciona, podría necesitar la consulta.

La Caja dice desconocer la verdadera lista de espera en el servicio de ultrasonido. Esos exámenes pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. No solo sirven para el diagnóstico, sino también para seguir la evolución de una dolencia. Las prioridades no están bien definidas y no hay forma de saber si la cita se le otorga a quien más la necesita.

En todo caso, una cita programada para un lustro o más, si no hay huelga y todavía hay paciente, es en realidad una denegación del servicio. La Caja debe encontrar la forma de hacer todos los exámenes, aun los de protocolo, en un tiempo razonable de conformidad con los criterios médicos.

No podrá lograrlo de un día para otro, pero tampoco puede abandonar la meta mientras no haya cumplido, por ejemplo, con las recomendaciones de la comisión de notables nombrada durante la administración pasada. Los resultados de ese estudio apuntan a medidas con costo político, pero es necesario encontrar el valor para aplicarlas.

Hay recursos ociosos. Los quirófanos permanecen sin uso durante muchas horas porque no hay médicos para atenderlos, pero la Caja paga horas extras en lugar de contratar más profesionales. Los especialistas escasean mientras dependencias de la propia institución se encargan de formarlos con cuentagotas. La comisión identificó ineficiencias y privilegios injustificados frente a los cuales poco se ha hecho.

La Caja ha invertido décadas y grandes recursos en el desarrollo del expediente digital. El proyecto comenzó en 1998 para convertir los archivos clínicos en fichas electrónicas accesibles desde cualquier centro médico, pero su conclusión todavía no está a la vista, aunque muchos países lo tienen y hay programas ya listos en el mercado internacional.

El problema del Expediente Digital Único en Salud (EDUS) es que permite controlar mejor las citas, la productividad del personal médico, el uso de equipos, la entrega de medicinas y los inventarios. En suma, choca contra importantes intereses creados en la institución, incluida la burocracia dedicada al manejo de los archivos manuales.

Con el EDUS no habrá extravío de piezas importantes de los expedientes, que muchas veces obligan a hacer nuevos exámenes y procedimientos, ni tiempos de espera para el traslado físico de los documentos. Es imposible saber de antemano cuánto podrá ahorrar la institución, pero no hay duda de que será una suma significativa. Las ventajas están a la vista. Hay resoluciones de la Sala Constitucional y excitativas del Congreso.La Caja ha prometido impulsar el proyecto, pero los avances son pocos para 18 años.

La institución también acarrea los costos del abuso de incapacidades, cesantía y otros beneficios laborales, además de decisiones ruinosas, como el aplazamiento de la ampliación de los servicios de radioterapia mediante la compra de costosos servicios privados, durante años, hasta que se dio la solución del problema.

La Caja debe ser revisada de arriba abajo para saber cuál es el nivel de los servicios que es posible prestar con los recursos disponibles y la mejor administración. Si aún en ese momento no fueran suficientes, será necesario generarlos. Así de importante es la institución para el país. El tiempo para enderezar el rumbo es escaso.