Investigación necesaria

Un niño de 26 días de nacido falleció luego de una operación cardíaca practicada por un cirujano a quien se investiga por supuesto abandono del quirófano

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Un niño de 26 días de nacido falleció luego de una operación cardíaca practicada por un cirujano a quien se investiga por supuesto abandono del quirófano para atender una apendicitis en una clínica privada. El médico encabezaba el procedimiento quirúrgico y, según los informes bajo examen, dejó la sala durante una hora con veinte minutos para atender llamadas telefónicas y, más tarde, volvió a salir para no regresar. En ambas oportunidades, la intervención quedó en manos de dos médicos carentes de la “especialización práctica suficiente para el abordaje completo” del caso, según la investigación preliminar.

El cirujano fue suspendido por cuatro meses mientras se completa la investigación, pero no ha sido posible ubicarlo para notificarle los trámites. Por eso, las autoridades se vieron obligadas a utilizar el diario oficial La Gaceta para hacerle llegar noticia del proceso. Solo así trascendió el caso a la opinión pública en noticia publicada por este diario el miércoles.

El caso no puede ser visto de manera aislada, sin reparar en los cuestionamientos hechos a las cirugías cardíacas en el Hospital de Niños en una serie de reportajes publicados por La Nación hace dos años. El Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) determinó que en el 2010 la mortalidad en el área de Cirugía Cardíaca fue del 26,6%, una cifra mucho mayor a la habida en países comparables. La media mundial es apenas del 4%.

Las fallas conducentes a tan alta mortalidad habían sido advertidas por dos misiones de expertos extranjeros, pero nada trascendió a la opinión pública hasta que un grupo de médicos encargados de cuidados intensivos formuló sus quejas por el frecuente desenlace fatal de los casos remitidos del quirófano a las salas donde ellos deben preservar la vida y lograr la recuperación del paciente. La administración del hospital reaccionó con una circular donde exigió al personal guardar silencio ante la prensa.

El nuevo caso bajo investigación, ocurrido el 15 de enero, invita a renovar el examen de las circunstancias del servicio de cirugía cardíaca, con plena transparencia y de cara a la opinión pública. Además del cirujano principal, la investigación alcanza a otro médico y no se limita al presunto abandono del quirófano por el jefe del procedimiento. La investigación preliminar también señala la ausencia, antes de la operación, de un “plan de corrección quirúrgica precisamente establecido a fin de tener una definición de la ruta a seguir en el abordaje del menor en sala de operaciones”.

Las misiones de expertos extranjeros traídas al país para examinar las cirugías cardíacas habían señalado, antes de hacerse públicas las altas cifras de mortalidad, fallas procedimentales de similar naturaleza. Enfrentado con los hechos, el hospital ofreció revisar los problemas y reestructuró el servicio, pero lo acontecido el 15 de enero vuelve a despertar las dudas y pone en discusión los resultados de las medidas adoptadas en aquel momento.

El país no debe albergar dudas sobre la excelencia de los procedimientos quirúrgicos practicados en uno de sus mejores hospitales, especialmente el dedicado a velar por la salud de la niñez. La Caja Costarricense de Seguro Social y la Defensoría de los Habitantes solicitaron al hospital la entrega de más datos sobre el caso bajo investigación. Harían bien en pedir información más amplia sobre el servicio como un todo, para examinar su precisión y contrastarla con los datos estudiados por el Inciensa hace dos años.

Si no existieran los antecedentes descritos, habría posibilidad de conformarse con esclarecer lo sucedido el 15 de enero para, después, establecer las responsabilidades del caso, pero en estas circunstancias, eso no es suficiente.