Generación eléctrica más diversa

La construcción de una nueva planta geotérmica es una buena noticia

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Gracias a un préstamo por $240 millones, firmado el martes 20 de junio con el Gobierno de Japón, el país podrá añadir dentro de seis años una nueva fuente de energía limpia a la red eléctrica nacional: la planta geotérmica Borinquen I, que se construirá en las cercanías del Parque Nacional Rincón de la Vieja, en Guanacaste. Con 55 megavatios de potencia, será un componente de gran peso para diversificar aún más nuestra matriz energética con base en energías renovables; en su caso, producto del vapor contenido en la Tierra. En el 2016, este tipo de energía representó un significativo 12,7% del total de la generación nacional, aunque la capacidad hidroeléctrica domina por gran diferencia, con un 69,26%.

La noticia, relevante en sí misma, lo es aún más si tomamos en cuenta un estudio divulgado recientemente por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que analizó con gran rigor las condiciones del sistema eléctrico nacional, mediante ejercicios de simulación de escenarios posibles. Según el informe, Costa Rica ya cuenta con un acervo de generación hidroeléctrica suficientemente robusto; ampliarlo implicaría construir megaproyectos (como, por ejemplo, el del Diquís), a costos muy elevados y con una capacidad instalada que no se usará a plenitud, por lo cual es posible que añadan presión a las tarifas de electricidad. Por ello, se propone aumentar el porcentaje producido por otras fuentes.

De ellas, la solar tiene la gran ventaja de su enorme flexibilidad y rapidez para responder a las necesidades del mercado, así como de costos a la baja. Además, como en la actualidad apenas representa el 0,02% de la matriz nacional, el potencial de crecimiento, con inversiones que pueden ser incrementales, e ir desde escalas domésticas hasta grandes “granjas” de producción, es enorme. Sin embargo, la geotérmica y la eólica también constituyen opciones de gran importancia para hacer más eficiente la matriz, además de que existe gran experiencia nacional con ellas. El proyecto Borinquen I, por esto, apunta en la dirección correcta.

La gran ventaja de las hidroeléctricas es su capacidad de almacenamiento y de ajustar la oferta. Algo similar ocurre con la geotérmica. Por esto se les considera como “baterías” naturales. La eólica y la solar, en cambio, están sujetas a las variantes en el viento y el sol. Esta diferencia ya está en proceso de reducirse, con el surgimiento de baterías superpoderosas capaces de almacenar electricidad cuando las condiciones de generación son óptimas, y de utilizarla en otro momento; en el caso de la solar, por ejemplo, en la noche.

Por eso, el BID recomienda ser muy cautos al aumentar la capacidad hidroeléctrica, por su característica de altos costos y gran rigidez. En su lugar, recomienda apostar a las otras fuentes, más ágiles y con menores costos financieros. Tal como declaró recientemente el ministro de Ambiente, Edgar Gutiérrez, dado el amplio inventario de generación hidroeléctrica ya existente y una demanda que crece a un ritmo pausado, sería riesgoso invertir “a pasos agigantados” en ella, porque el resultado sería mayor capacidad ociosa.

Costa Rica, orgullosamente, posee una de las matrices de generación eléctrica más limpias del mundo. Sus grandes retos son la atención de los “picos” de consumo, la estructura de costos y la forma en que estos inciden en las tarifas, lo cual afecta los bolsillos de los consumidores y nuestra competitividad. Más energía geotérmica, solar y eólica es una excelente respuesta para combinar conservación ambiental con eficiencia. Si a esto añadimos, como esperamos que suceda, una mayor diversidad de compañías generadoras y un mercado eléctrico competitivo, todos ganaremos.