El laberinto del expediente digital

Los resultados del EDUS, como se conoce el proyecto desde el 2012, y que tendría un costo total de $100 millones, han tardado en llegar y son parciales

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La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) podría tardar casi una década más en generalizar el Expediente Digital Único en Salud (EDUS) en los tres niveles de atención sanitaria del país. La buena noticia, sin embargo, si creemos en los buenos propósitos de las autoridades actuales, es que estará disponible en la totalidad de los Ebáis al finalizar el 2016, siempre y cuando la institución mantenga la estabilidad financiera.

El expediente clínico en formato electrónico se emplea en las naciones desarrolladas desde 1980. Costa Rica fue una de las primeras en Latinoamérica en plantearlo como iniciativa, en la década siguiente, sin prever los requerimientos técnicos, logísticos y financieros indispensables para llevarlo a cabo, y sin grandes resultados hasta el 2010.

En el 2011, un estudio del Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento (Prosic) de la Universidad de Costa Rica resumió la experiencia como “una colección de dificultades y anécdotas de lo que no se debe hacer a la hora de gestionar proyectos informáticos”. Más claro no canta un gallo. Otros especialistas mencionaron “miopía institucional”, resistencias internas, falta de presupuesto y ausencia de voluntad política como escollos insalvables para concretarlo.

La administración de Laura Chinchilla decidió revivir el proceso en el 2012, a raíz de un viaje de la mandataria a Corea del Sur, donde observó el uso de las nuevas tecnologías en la medicina, y de un fallo de la Sala Constitucional, que también tuvo repercusión en la Asamblea Legislativa y en la opinión pública. Ya para entonces otros países latinoamericanos, como México, habían avanzado en un sistema integral informatizado de salud pública, mientras nosotros volvíamos a empezar.

Los resultados del EDUS, como se conoce el proyecto desde el 2012, y que tendría un costo total de $100 millones, han tardado en llegar y son parciales. Por primera vez, empero, el horizonte de expectativas parece claro y consiste en una etapa verificable y específica: la cobertura de la red de atención primaria o Ebáis.

Si la CCSS logra alcanzar este objetivo, antes del 2017, a contrapelo de un largo historial de rezago informático e incumplimiento de metas, sería una base promisoria para universalizar el sistema, en los niveles segundo y tercero de atención hospitalaria, “en un plazo razonable”, como solicitó la Sala IV hace tres años.

No se nos escapa, de todos modos, que esto incumpliría el término de cinco años que concedió la Asamblea Legislativa, en una ley, para alcanzar a la mayoría de la población asegurada desde todas las unidades médicas, y que vence en el 2018. Ante esto, la gerenta de Infraestructura y Tecnología de la CCSS, Gabriela Murillo Jenkins, admite con honestidad que aún la Junta Directiva de la institución no ha aprobado un plan definitivo y que la realización podría tardar entre dos y ocho años, de acuerdo con la asignación presupuestaria y las prioridades de la administración Solís.

Aunque se ha insistido varias veces en sus bondades, el EDUS y la historia clínica del paciente, disponible en línea, no solo es uno de los principales recursos tecnológicos para combatir las listas de espera sino también para mejorar la asignación de los recursos, la gestión administrativa, la vigilancia epidemiológica y las estadísticas de salud del país.

Ya que perdimos décadas e incontables recursos en la puesta en marcha del expediente electrónico o digital, las autoridades de la CCSS deben esmerarse tanto en cumplir la meta prometida como en hacerlo de acuerdo con los parámetros que impone la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la cual insiste en la importancia de la calidad y confiabilidad de los datos, en la disponibilidad de acceso para todos los componentes del sistema, de una forma segura y confiable para el paciente y en la capacidad del personal autorizado. Todos estos elementos son indispensables para garantizar el éxito de un proyecto que, hasta ahora, avanza con lentitud desesperante.