El chat del ministro

Ningún diputado del PAC merece los insultantes calificativos del ministro de Comunicación por divulgar informaciones de incuestionable interés público

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El ministro de Comunicación ha notificado al país de varios hechos de extremo interés público. Para comenzar, el teatral gesto de abandonar la Asamblea General de las Naciones Unidas por motivos aún no explicados tuvo la intención de crear tensión entre Costa Rica y Brasil. El ministro Mauricio Herrera no explica por qué se juzgó conveniente para el interés nacional desairar al presidente Michel Temer o desmejorar la relación con el país suramericano, pero las revelaciones condimentan el debate, como lo hicieran sus consideraciones sobre el comercio de aguacates.

El presidente, Luis Guillermo Solís, procura cerrar el capítulo y declara el tema superado, pero el ministro consiguió, como en otras oportunidades, extender la discusión y llevarla a terrenos insospechados. Para comenzar, está en discusión el apego del funcionario a la verdad, un elemento de gran importancia para el encargado de la comunicación oficial. Cuando el Semanario Universidad preguntó por los mensajes de texto enviados a los diputados del Partido Acción Ciudadana (PAC), informándoles de la motivaciones del gesto en la ONU, el funcionario no recordó haberlo redactado.

Había motivos para dudar de esa versión. El mensaje salió del teléfono del ministro. ¿Se lo habría prestado a alguien? ¿A quién? No habría sido difícil saberlo, porque los mensajes registran la hora exacta del envío. Cabía también preguntarse por el olvido de un hecho tan importante y reciente, ya fuera para aceptar haber enviado el mensaje o para negarlo con firmeza.

Cuando La Nación hizo la consulta, no fue necesario formular los cuestionamientos. El ministro recordó haber enviado el mensaje e intentó explicarlo con vaguedades como las utilizadas hasta ahora por la Cancillería y la Presidencia. No quedó claro por qué no había recordado los hechos cuando habló con el Semanario Universidad. Herrera se negó a conceder una entrevista, como tantas veces la exigiera de los funcionarios públicos cuando fungía como periodista. Se limitó a enviar un texto donde no respondió a las preguntas formuladas.

Eso sí, redactó nuevos mensajes para los diputados del PAC donde plantea cargos nunca antes formulados por un ministro de Comunicación contra legisladores de su fracción. Entre los diputados del PAC hay un delincuente cobarde, desleal y desprovisto de sentido ético. El ministro dice saber de quién se trata, pero no lo nombra. No es una actitud valiente ni tampoco leal. Con su silencio, Herrera siembra injusta duda sobre todos los integrantes de la fracción. Por lo pronto, solo se salva Ottón Solís, quien facilitó, de frente y sin reserva, los últimos mensajes enviados por el ministro.

“La gran paradoja es que el ministro manda indicaciones de cómo explicar los eventos de Nueva York y ahora resulta que usted menciona esas explicaciones y viola alguna ley. Cobardía es haber dado una recomendación para un asunto que es una impericia y después molestarse porque alguien lo divulgó”, dijo frontal y abiertamente el diputado Solís.

En efecto, ningún legislador del PAC merece los calificativos del ministro por divulgar informaciones de incuestionable interés público. Para comenzar, no hay delito. El ministro invoca el artículo 196 del Código Penal que protege la intimidad y privacidad, castigando a quien “se apodere, acceda, modifique, altere, suprima, intervenga, intercepte, abra, entregue, venda, remita o desvíe de su destino documentación o comunicaciones dirigidas a otra persona”.

Pues bien, los mensajes fueron dirigidos a los diputados, no a “otra persona” y difícilmente podría haber un daño a la intimidad o a la privacidad. Se trata de comunicaciones sobre asuntos de obvio interés público, dirigidas por un ministro a una lista de destinatarios integrada exclusivamente por diputados y miembros del gabinete. La lista, o chat, se llama “Coordinación Gobierno PAC”, para no dar lugar a dudas. El propio Herrera confiesa haber escrito los mensajes “en el ejercicio” de su cargo “haciendo una recomendación que no tiene nada de secreto”. Sobran las palabras y, en este punto, los mensajes del ministro se adentran en los confines de la comedia, como sucedió con el retrato de la naturaleza muerta con aguacates.