Editorial: Riesgos de los años venideros

1.500 expertos del mundo, pertenecientes a la academia, los negocios, la sociedad civil y los gobiernos, identificaron los principales peligros de los dos próximos años

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El Foro Económico Mundial preguntó a 1.500 expertos, pertenecientes a la academia, los negocios, la sociedad civil y los gobiernos, por los principales riesgos de los dos próximos años. Entre los cinco principales peligros están los acontecimientos climáticos extremos, la polarización social, la inseguridad cibernética y la guerra.

Ninguno de esos riesgos es inesperado y amplios sectores de la población mundial ya los sufre en carne propia. Pero a la cabeza de las calamidades citadas figura un riesgo a simple vista menos dramático: la desinformación. Más allá de las primeras impresiones, es fácil comprender por qué los consultados encabezan la lista de esa manera. La desinformación contribuye a crear o agrava todas las demás amenazas.

Los acontecimientos climáticos extremos son consecuencia de los cambios inducidos por el calentamiento global, cuyas causas cada vez se discuten menos. La explicación última es la actividad humana, especialmente el uso de hidrocarburos para generar energía, la deforestación, la ganadería y otras actividades agrícolas. No obstante, abunda la desinformación que niega esas causas o minimiza su impacto.

Antes del surgimiento de las redes sociales y su conversión en instrumento de desinformación, grandes compañías petroleras supieron del efecto invernadero causado por sus productos y se prepararon para el inevitable debate en ciernes. En su demanda contra Exxon Mobil Corp., el estado de California alegó que las empresas petroleras ocultaron datos y desinformaron sobre el cambio climático. En consecuencia, la reacción social se hizo esperar y el problema se agravó.

El surgimiento de las redes sociales impulsó la desinformación sobre el cambio climático a favor de los interesados en prolongar la vida de la economía basada en el carbono y todavía en la actualidad es fácil encontrar en internet sitios que tratan el fenómeno como una tomadura de pelo orquestada por los más diversos e inverosímiles actores.

El tercer riesgo identificado por los expertos es la polarización social, y apenas hace falta señalar el papel determinante de la desinformación en su surgimiento. El fenómeno siempre existió, pero nunca tuvo el impulso proporcionado en la actualidad por las redes sociales.

Desde el referendo para decidir sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (brexit), los procesos electorales han sufrido el impacto de la desinformación en todo el mundo. La fórmula de incitar al odio y polarizar para llegar al poder ha tenido éxito una y otra vez. Terceros países encontraron en las informaciones falsas un medio para exacerbar la confrontación en el seno de las sociedades rivales, al punto de financiar campañas diametralmente opuestas sobre el mismo tema.

En el 2016, los afrodescendientes recibían, en Estados Unidos, informaciones falsas sobre violencia policial en su contra mientras se enviaba a los grupos conservadores “información” sobre supuestas conspiraciones del movimiento Black Lives Matter. Para incentivar a esta última población a votar, las campañas de desinformación circulaban materiales de Blue Lives Matter, un pretendido movimiento de defensa de los policías. Lo mismo sucedió con muchos otros asuntos y ha venido ocurriendo en decenas de países para exacerbar las confrontaciones y rasgar el tejido social.

El cuarto riesgo identificado por los expertos, la inseguridad cibernética, no se libra de los efectos de la desinformación. Esta última se ha convertido en elemento fundamental de muchos ciberataques y la manipulación de datos puede tener efectos tan devastadores como el acceso no autorizado.

Poco hace falta explicar el efecto de la desinformación sobre los conflictos internacionales y la guerra. Como medio para intensificar los diferendos y como arma una vez iniciadas las acciones bélicas, la desinformación es temible. Las campañas rusas antes de la guerra con Ucrania incluían “informaciones” sobre genocidio contra rusoparlantes, control del país por la OTAN para amenazar la seguridad de Rusia y otras provocaciones.

La preocupación del Foro Económico Mundial se acrecienta por el inusual número de procesos electorales convocados este año y el próximo. Los votantes llamados a las urnas en ese período sobrepasarán 3.000 millones y el futuro de grandes potencias, como Estados Unidos, el Reino Unido y la India estará en juego.

Los últimos adelantos tecnológicos podrían complicar el panorama. La inteligencia artificial ofrece capacidades de falsificación nunca antes vistas y se puede acceder a ellas con muy poca inversión. La falta de experiencia de la gran mayoría de la humanidad con esas tecnologías las hace tanto más peligrosas.

Los expertos consultados tienen buenas razones para mostrarse pesimistas, pero es más importante desarrollar soluciones legales, tecnológicas e informativas, particularmente el periodismo responsable y plural donde los distintos puntos de vista se forjen a partir de los hechos. Sin embargo, ningún país decidido a preservar las instituciones democráticas y la paz social debe posponer, un solo día más, la incorporación de la educación digital a los programas de estudio desde temprana edad.