Editorial: Reforma al mercado de medicamentos

Garantizar la adquisición de medicinas en las mejores condiciones de calidad y precio se logra asegurando que en la cadena de valor haya competencia y la mayor dosis de información.

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El mercado de medicamentos tiene características específicas, muy distintas de las imperantes en otros mercados, como el de refrescos, verduras o ropa, para citar tres de muchos ejemplos posibles. En otros mercados, hay gran elasticidad entre precio y demanda. Al aumentar los precios, los consumidores reducen significativamente las compras. Pero la demanda de medicamentos es inelástica. Se trata de productos de uso inevitable en casos de un padecimiento y se compran casi con independencia del costo. Además, quienes más tienden a utilizarlos son los adultos mayores, cuyos ingresos a menudo son inferiores a los del promedio de la población económicamente activa.

Por otra parte, cuando se trata de medicinas, no solo importa el precio, sino también, y de manera fundamental, la calidad, porque, en lo referente a la salud, el costo de un error es alto. Esas características impiden dejar por la libre el mercado de medicamentos, como se debe hacer con el de refrescos. Tampoco es admisible un mercado oligopólico, es decir, de pocos vendedores con fuerte influencia sobre los precios, pues eso atenta contra los consumidores.

Expertos en la materia, como Mario Arias, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos y Cirujanos, sostienen que en Costa Rica el precio promedio de los medicamentos es muy superior al de países vecinos. Arnoldo Trejos, director de Investigaciones Económicas y de Mercado del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), reconoce que cuatro droguerías poseen una cuota equivalente al 70 % del mercado privado de medicamentos, cuyas ventas rondan los $550 millones anuales. Además, el MEIC ha identificado, para un mismo producto, diferencias de precios entre farmacias hasta de un 35 %, lo cual es reflejo de insuficiente información.

La administración Alvarado se ha propuesto tomar las acciones necesarias para garantizar una rebaja de precios, según Daniel Salas, ministro de Salud. Huelga decir que este no es el primer intento de reformar, para beneficio de los consumidores, el mercado de medicamentos, pues en la administración Rodríguez Echeverría (1998-2002) se hizo un intento que no llegó a rendir frutos.

Para tener éxito, es necesario definir con claridad los fines de la nueva reforma. En la cadena de valor de los medicamentos, no deben existir eslabones oligopólicos aptos para ejercer presiones indebidas sobre la fijación de precios, posteriormente transmitidas a las farmacias, que son el contacto final con los clientes. Además, por ningún motivo se debe ceder en las exigencias de calidad de los fármacos. Es preciso fomentar la competencia en todas las etapas, promover la información en todos los niveles de comercialización y asegurar que todos los participantes en el mercado tengan acceso a productos equivalentes.

La Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor (n.° 7472) contiene lo necesario para estudiar la operación del mercado de medicamentos, detectar los puntos donde media ineficiencia en perjuicio de los consumidores y actuar para enfrentar las deficiencias. Quizá no sea necesario emitir nuevos decretos, pero sí hacer una radiografía precisa del funcionamiento del mercado de las medicinas en Costa Rica, para tomar las acciones correctivas pertinentes.

Como ocurre en otros países, una proporción cada vez mayor de los habitantes de Costa Rica estará constituida por personas de edad avanzada, muchas de las cuales deberán adquirir medicinas de manera casi permanente. Hay que garantizarles la posibilidad de adquirirlas en las mejores condiciones de calidad y precio. Eso solo se logra asegurando que en toda la cadena de valor haya competencia y la mayor dosis de información.