Editorial: Nadie hizo nada, pero hubo suerte

El Lanamme había advertido el riesgo de colapso del puente peatonal en la Circunvalación desde marzo del 2022

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La corrosión, un fenómeno lento y perceptible a simple vista, ganó la carrera a nuestras capacidades de mantenimiento de obras públicas. Uno de los cables tensores del puente peatonal frente al parque de la Paz, en la carretera de Circunvalación, cedió a los parsimoniosos efectos de la intemperie y cayó sobre la carretera. Hubo suerte, porque nadie sufrió daños, y detrás venía el resto de la estructura, tendida sobre una de las vías más transitadas del país.

Según los expertos, el paso peatonal elevado no podía mantenerse en pie. Los tensores de un puente colgante son indispensables para la estabilidad estructural y no había más remedio que cortar el resto de los cables y retirar la estructura del sitio. Hubo suerte en dos aspectos: muchos usuarios de la Circunvalación siguen de vacaciones y el tránsito se reanudó este miércoles gracias a que las labores de remoción tomaron menos tiempo de lo previsto.

Según Efraim Zeledón, viceministro de Infraestructura del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), funcionarios del despacho hicieron una inspección y confirmaron el daño estructural. El golpe de un camión fue la causa inmediata del rompimiento del cable, pero el verdadero motivo es la corrosión, según todos los involucrados, incluido el director del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), Mauricio Batalla Otárola.

Para saber del daño estructural preexistente, no hacía falta una nueva inspección. El Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) de la Universidad de Costa Rica había advertido el riesgo de colapso del puente en marzo del 2022, pero nada hicieron los responsables.

Según el informe EIC-Lanamme-INF-0634-2022, el puente presentaba fracturas en los ductos y en los materiales de protección de los cables. Eso favorecía el ingreso del agua a los ductos sin posibilidad de drenar. Además, se observaba la corrosión del cable de acero principal y había filtraciones en más del 50 % de los elementos ubicados bajo la junta de expansión, con peligro de acelerar la corrosión del acero de refuerzo de las vigas de concreto. Las losas de las rampas de acceso estaban agrietadas y en el tablero de concreto y las torres había desprendimientos que dejaban acero expuesto y corroído.

“Lo descrito puede afectar la integridad de los cables y, de no atenderse oportunamente, se podría comprometer la integridad estructural del puente”, sentenció el estudio. La advertencia equivale al señalamiento de una probable tragedia, porque las fallas de infraestructura desembocan, con demasiada frecuencia, en la pérdida de vidas y otros sufrimientos. El señalamiento del Lanamme iba mucho más allá de los inevitables daños materiales, pero los responsables no hicieron nada. También ellos tuvieron suerte.

La inspección del Lanamme se produjo como respuesta a la observación de un ciudadano preocupado por el óxido en uno de los cables principales. Todo estaba a simple vista y, además de la advertencia del laboratorio, el MOPT recibió preguntas de la Defensoría de los Habitantes en agosto del 2023 sobre las labores correctivas.

En diciembre del 2022, el Conavi había aceptado, luego de hacer una inspección propia, que la protección de los usuarios exigía invertir unos ¢75 millones para sellar juntas, pintar las estructuras de acero, retirar los ductos de protección de los cables principales y colocar cables nuevos. Quizá esa inversión, modesta en comparación con el valor del puente, habría salvado la estructura.

Pero nadie hizo nada, como lo vaticinaba el trabalenguas burocrático incorporado a la respuesta al Lanamme: “De acuerdo a las acciones a realizar, se indica a través de las contrataciones que se encuentran en fase de evaluación, la Región Central de la Gerencia de Conservación de Vías y Puentes está implementando la utilización de un banco de proyectos para la intervención de las rutas nacionales y puentes, en la cual se han definido las prioridades de intervención y su estrategia de atención (....). Así las cosas, considerando los recursos asignados, se gestionará según las prioridades establecidas,la atención de la estructura en cuestión”. Es decir, que nos ayude la suerte mientras hacemos algo.