Editorial: Lucha regional contra las listas de espera

El Hospital San Carlos aspira a ser el primero sin listas de espera. En enero y febrero, hizo 3.261 operaciones, equivalentes a un 7% del total nacional

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“Cuando en diciembre diga que no hay listas de espera, quiere decir que sí se puede. La seguridad social sí puede, y con buena atención y calidad”, afirma Edgar Carrillo Rojas, director del Hospital San Carlos. Para entonces, ninguna cita quirúrgica pasará de 90 días y el hospital brindará asistencia a los centros médicos de Guanacaste y Limón.

Se puede, dicen los médicos sancarleños, pero no sin creatividad ni esfuerzo. La clave está en el aprovechamiento de los quirófanos, uno de los recursos que más tiempo pasan sin uso en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). El Hospital San Carlos reduce las horas ociosas mediante el pago de jornadas extraordinarias.

Así, en los primeros dos meses del año, hicieron 3.261 operaciones, equivalentes a un 7% de las 42.189 practicadas en todas las clínicas y hospitales públicos del país. Extender las horas de funcionamiento de los quirófanos fue una de las recomendaciones de la comisión de notables encargada de analizar la crisis financiera de la Caja durante la administración Chinchilla.

Los expertos recomendaron hacerlo por otros medios. En lugar de destinar recursos al pago de horas extras en todo el país, la Caja podría establecer otro turno para ampliar la oferta de servicios y también las oportunidades de empleo de médicos y personal de salud. El plan es factible si se considera el costo superior de las jornadas extraordinarias y la mejora del servicio.

En procura de aprovechar al máximo las instalaciones, el centro médico acondicionó un espacio en desuso para hacer operaciones oftalmológicas. Apenas invirtieron ¢700.000 y el sitio servirá para unas 2.400 intervenciones quirúrgicas anuales. El área de cardiología también aumentó significativamente.

Por otra parte, la dirección organizó el flujo de pacientes para optimizar la ocupación de las salas de internamiento. Cada día, el 80% de las operaciones son ambulatorias. Ya operados, los pacientes regresan a sus casas en la tarde. Por eso, el costo resulta muy bajo. El 20% restante son las operaciones más complicadas: reemplazo de cadera o de rodilla, neurocirugías y cáncer, por ejemplo.

Además de evitar la saturación de las salas de internamiento, el sistema tiene un importante componente preventivo porque los procedimientos menores a menudo evitan complicaciones posteriores. La reducción del tiempo de espera por intervenciones ambulatorias reduce, también, esa posibilidad.

La meta de convertirse en el primer hospital sin filas de espera está a unas 2.000 cirugías. El Dr. Carrillo confía en alcanzarla en diciembre porque el hospital practica unas 900 intervenciones al mes. El logro es tanto mayor cuando se considera la excelencia del centro médico sancarleño en el trato dispensado a los pacientes. En el 2017, esa amabilidad fue reconocida por la Caja mediante un premio.

Los tiempos de espera son el principal problema de la atención médica en el seguro social. A marzo del 2022, promediaban 535 días. Es tiempo suficiente para desarrollar complicaciones que pueden ser evitadas con una intervención oportuna. También basta para dirigir a asegurados de escasos recursos hacia la medicina privada, con grave daño para las finanzas familiares.

La Caja debe examinar con atención la experiencia de San Carlos. Otros centros médicos, como el hospital Enrique Baltodano Briceño, de Liberia, desarrollan procesos similares de revisión y mejora. Constituyen un ejemplo. También urge retomar las recomendaciones de la comisión de notables. Pocas se han llevado a la práctica en una institución que debería tener, cuando menos, el mismo empuje y voluntad de reforma. Así sí se podría.