Editorial: Lucha por una cita médica

Un cuarto de siglo y varios cientos de millones de dólares más tarde, el EDUS no permite gestionar una cita con la certeza requerida para abstenerse de hacer fila desde la madrugada

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La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) anunció en 1998 el Expediente Digital Único en Salud (EDUS) para convertir archivos clínicos en fichas electrónicas accesibles desde cualquier centro médico, sin extravío de piezas ni espera por el traslado físico de los documentos. Habría control de horarios, incapacidades, suministro de medicamentos y reducción de las listas de espera.

Un cuarto de siglo y varios cientos de millones de dólares más tarde, aquellos objetivos no se cumplen a plenitud y el EDUS, aun cuando no está hackeado, no permite gestionar una cita con la certeza requerida para abstenerse de hacer fila desde la madrugada, a la intemperie, o sacrificar hasta ¢5.000 para pagar a los gavilanes un lugar en la fila.

Presentarse a la clínica o Ebáis en las primeras horas de la mañana no garantiza la cita, porque hay mucha competencia y los gavilanes se presentan acompañados de familiares para acaparar más cupos. Si es necesario, duermen fuera de los centros médicos para lograr su objetivo.

Funcionarios de la Caja atribuyen la imposibilidad de depender del EDUS a la necesidad de atender a personas sin acceso a internet. No obstante, la penetración de la telefonía celular está muy extendida, capacitar a quienes lo necesiten para gestionar citas mediante el EDUS es sencillo y no es difícil imaginar medios para asistir a quienes definitivamente no tengan forma de hacer la gestión digital.

Encontrar alternativas es mucho mejor que tolerar la situación actual. La preocupación por quienes carecen de internet debería ceder ante la inquietud por los enfermos obligados a permanecer horas de pie, soportando lluvia y frío, además de los riesgos de seguridad mencionados por uno de los entrevistados para nuestro reportaje del lunes sobre el problema.

Una vez canalizado el grueso de las gestiones por el EDUS, las citas para quienes carecen de acceso a internet deberían poder hacerse sin privilegiar los intereses de los gavilanes.

Sobre todo, hay que pensar en asegurados como María Vega, a quien las citas médicas se le dificultan tanto en el EDUS como si se presenta a las 4 de la madrugada en el Ebáis 1 de Paraíso de Cartago.

“He tenido que pagar a los especialistas por fuera, haciendo un gran sacrificio. Para lo de las piedras en la vesícula, también tuve que pagar por fuera porque no hubo manera de conseguir la cita para la referencia. En dos ocasiones, tuve que pagar ¢5.000 para que me sacaran cita en el Ebáis para los exámenes”, relató.

La Caja también alega la insuficiencia de recursos para enfrentar la demanda, agravada por los rezagos creados durante la pandemia. La emergencia sanitaria de los últimos dos años intensificó los problemas, pero las filas, los gavilanes y la escasez de citas datan de mucho antes. En cualquier caso, la diferencia entre la oferta de servicios médicos y su demanda no se resuelve poniendo a los asegurados a competir por la atención, con su dinero o su sacrificio en la madrugada.

Observar las filas sabiendo que muchas de las personas necesitadas de asistencia volverán a casa con las manos vacías es constatar una grave falencia del sistema. La comisión de notables establecida para estudiar la crisis de la Caja durante el gobierno de la presidenta Laura Chinchilla recomendó ampliar horarios de atención y abrir segundos turnos; sin embargo, la medida choca contra intereses creados dentro de la institución. Los Ebáis tercerizados han ofrecido hacerlo, pero sus iniciativas enfrentan los mismos obstáculos. Sabremos que la solución está en camino cuando el EDUS realmente sirva para lograr una cita.