Editorial: La inseguridad va a las aulas

La crisis de seguridad ciudadana obliga a hablar con los niños sobre la violencia y enseñarles a mantenerse seguros en sus propias aulas

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Los pasillos de la Escuela Silvestre Grant, en El Cairo de Siquirres, escenario habitual de algarabía infantil, quedaron manchados de sangre de las víctimas de la balacera ocurrida el lunes frente al centro educativo. Entre los cinco heridos, hay tres niños con balazos en las extremidades y un trauma imborrable. Sus compañeritos tampoco salieron ilesos. Las lesiones sicológicas deben ser atendidas con prontitud para evitar males mayores.

Nada ejemplifica mejor la crisis de seguridad ciudadana que la sangre derramada en un sitio tan inesperado. La descripción de los pasillos dada a este medio por Kattia Thomas, directora de la escuela, es conmovedora. También, conmueve saber de la existencia de una guía oficial del Ministerio de Educación Pública (MEP) para casos de “tirador activo” o persona armada en los centros educativos.

Además de evitar correr mientras ocurre el tiroteo, a los alumnos se les aconseja intentar camuflarse y hasta hacerse pasar por muertos. Son enseñanzas difíciles de transmitir con el tacto necesario, pero los expertos aconsejan hablar con claridad sobre el peligro y cómo enfrentarlo para no exponer a los niños en caso de una emergencia.

La iniciativa de las autoridades del MEP es encomiable en las circunstancias, pero recuerda la enorme distancia de la Costa Rica de hace apenas una o dos décadas, cuando enseñar a los niños a tenderse boca abajo en el piso de sus propias aulas era impensable por innecesario.

La preocupación se extiende por todo el país. Las maestras de Alajuelita, muy lejos de Siquirres, también encuentran formas de preparar a los alumnos para un tiroteo. Recurren a juegos y canciones con el propósito de aminorar el impacto de las difíciles realidades examinadas en el proceso de enseñarles a mantenerse seguros si ocurriera una balacera en la escuela o en sus inmediaciones.

“Como profesora, tengo un sentimiento de angustia, de frustración, de enojo, de temor, porque la infancia necesita crecer en un ambiente con perspectiva de felicidad. Yo los veía y me daban ganas de llorar. ¿Cómo es posible que estemos practicando esto en Costa Rica con niños de cuatro o cinco años que no tienen que vivirlo. Esto no se puede llegar a normalizar”, afirmó Vivian Patiño, maestra de preescolar en la Escuela Ciudadelas Unidas, en San Felipe de Alajuelita, en cuyas proximidades un joven de 16 años perdió la vida en un tiroteo, en abril del año pasado.

El alcalde de Siquirres, Mangell Mc Lean, se mostró consternado pero no sorprendido por la tragedia en su cantón. No hace mucho, relató, inauguraron una delegación de la Fuerza Pública y solicitó al Ministerio de Seguridad mejorar la vigilancia, sobre todo en El Cairo, pero solo le confesaron la falta de efectivos disponibles.

La ausencia de una respuesta estatal frente a la delincuencia sí es motivo de sorpresa, dijo el funcionario. Nadie queda tranquilo cuando deja a los hijos en el centro educativo y, desde hace tiempo, la gente lo piensa antes de salir con la familia, El 8,7 % de los 239 homicidios ocurridos en la provincia de Limón el año pasado sucedieron en Siquirres. “Es tierra de nadie”, enfatizó el alcalde, y todo remite a la falta de recursos para la Fuerza Pública, añadió.

Esa es, precisamente, la preocupación nacional, manifiesta en frecuentes llamados, desde todos los rincones, a invertir más en seguridad ciudadana no obstante la importancia de mantener finanzas públicas equilibradas. Invertir en seguridad es también invertir en democracia. Abundan los ejemplos de pueblos acosados hasta la desesperación y dispuestos a entregar su libertad a cambio de un poco de paz. Estamos muy lejos de eso, pero no debemos acercarnos un solo paso más.