Editorial: Felo García fue un adelantado, creador, promotor y buzo de la vida

Artista total, fue un futurista que entregó su vida y su obra al país al que amó sin usura

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Pocas veces la providencia repartió tantos y tan magníficos dones a un solo individuo. Jugó al fútbol, y lo hizo muy bien; y fue pintor innovador y de gran factura plástica y conceptual. Promotor apasionado de las artes, particularmente a la cultura dedicó generosamente 15 años, en cuyo transcurso pudo haber plasmado mucho de su talento creativo, pero nunca se quejó de ello.

Felo García fue becado por el Gobierno para estudiar en Londres, en 1946. Allí, entró en contacto con un mundo cultural muy rico y, a través del Grupo New Vision, se encontró con la pintura no figurativa. Como fundador y miembro activo del grupo, donde debatían y conversaban sobre arte constantemente, participó en dos exposiciones colectivas.

La guerra civil del 48 interrumpió su beca, y en el vuelo de regreso, un error de ruta lo llevó a Cuba, donde también halló un ambiente cultural muy rico. En la Isla, jugó profesionalmente al fútbol y, sobre todo, conoció y estableció una estrecha amistad con el maestro Manuel de la Cruz González, pintor maduro y ya consolidado, con quien “confabuló” durante dos años para transformar las artes visuales en el país.

De Cuba pasó a Colombia y, en Cali y Medellín, entró en contacto con las villas miseria. La experiencia lo llevó a cambiar su visión de la arquitectura, lo cual sería de vital importancia, posteriormente, para su gestión de arquitecto y proyección de la escuela de arquitectura que fundó en 1971. Tras su regreso al país en los años cuarenta, participó activamente en la exposición de arte libre en las Arcadas y en el debate sobre los cambios que poco a poco se irán germinando y se expresaron en la fundación del Grupo 8, en 1961.

Desde luego, ningún cambio o transformación se realiza sin contexto que lo permita. En los sesenta, habían regresado Lola Fernández, Manuel de la Cruz González, César Valverde y otros que son parte importantísima para que la pintura no figurativa comenzara a tener presencia activa y protagónica en el país.

Fue maestro desprendido de muchas generaciones en la Escuela de Bellas Artes y en la Escuela de Arquitectura. Expandió la danza, el teatro, la pintura y la poesía por las comunidades desde la Oficina de Artes y Letras, que fundó y dirigió, y que antecede al Ministerio de Juventud, Cultura y Deportes. Por eso se le considera el primer ministro de Cultura sin cartera del país.

Felo García nació en Paraíso de Cartago y desde niño tuvo una fuerte inclinación por las artes y el deporte, que marcaron de forma contundente su ruta de vida futura.

Pero el maestro Felo García es mucho más que su propia biografía. Se le podía encontrar tertuliando como un ciudadano más, con cualquier parroquiano en el bar Caracas, el Buenos Aires, en el American o en el Café Bar Sextante, de la UCR, porque uno de sus dones más ricos fue la conversación y la construcción de puentes de amistad. O impartiendo clases en Bellas Artes y luego en la Escuela de Arquitectura de la UCR, la cual cofundó en 1971, donde causó un terremoto pedagógico y cambió la relación entre el estudiante y el maestro por la del estudiante y el aprendizaje.

En el Grupo 8, en complicidad con otros miembros, innovó provocativamente la visión, el concepto y el uso de materiales no tradicionales en las artes visuales. Creó el parque de la expresión, lugar de reunión de varios artistas, en donde pintaban al aire libre. Fue el primer futbolista costarricense en jugar profesionalmente en Inglaterra. Practicó muchos deportes y fue también el primer pintor en plasmar una visión social de la ciudad a través de sus famosos Tugurios.

Pero sobre todo, don Felo el Adelantado —como le decían sus amigos— fue un buzo. Por ello, pintó arrecifes marinos para asomarse a la profundidad abismal del océano y la vida. Sus datos biográficos no lo abarcan; el Adelantado es mucho más que su propia biografía. Un artista total, un futurista que entregó su vida y obra al país al que amó sin usura y al cual dedicó 15 años de su creación, promoviendo y abriendo espacios al arte y la cultura en general. El Adelantado es su obra, su talento, su generosa y poderosa energía.