Editorial: Día de votación

Basta con detenerse a reflexionar sobre la intensa interacción de los ciudadanos con los gobiernos locales para darse cuenta de la trascendencia de las elecciones de este domingo.

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Este domingo 2 de febrero elegimos alcaldes, vicealcaldes, regidores, síndicos, concejales de distrito, intendentes, viceintendentes y concejales municipales de distrito. Hay 6.138 puestos de elección popular en juego en todo el territorio nacional. Decenas de miles de ciudadanos participan en la organización del proceso y otros 37.634 pretenden los cargos. Solo en el caso de las alcaldías, hay 2.138 aspirantes postulados por 87 partidos.

Para el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), el reto de organización y vigilancia es igual o mayor que las elecciones nacionales y, para el país, el costo es similar. El aporte estatal a las agrupaciones políticas es de ¢9.386 millones para repartir según el desempeño electoral de cada una.

La importancia del resultado no suscita dudas. Basta con detenerse a reflexionar sobre la intensa interacción de los ciudadanos con los gobiernos locales para darse cuenta. La relación es en ocasiones imperceptible y, en otras, está tan integrada a la normalidad que apenas reparamos en ella.

Acudimos a la municipalidad, o a su página en Internet, para pagar impuestos y servicios. El gobierno local recoge la basura y atiende los caminos cantonales. En la municipalidad, se tramitan patentes y permisos. Muchos concejos participan en las labores de policía y seguridad, y todos tienen responsabilidades de planificación y uso del suelo. Los ejemplos son muchos, pero basta con afirmar, sin temor a equivocarnos, que ningún ciudadano escapa al influjo del gobierno local en uno o varios aspectos de su vida.

Ni el esfuerzo nacional invertido en celebrar elecciones municipales ni la importancia del gobierno local en la vida cotidiana de los ciudadanos se corresponden con la afluencia de votantes a las urnas. Con tanto en juego, el 59,2 % de los electores se abstuvieron en los últimos comicios.

La campaña no se vive con la misma intensidad, es cierto. Tampoco es posible para los medios de comunicación nacionales seguir la pista a 82 elecciones individuales con tal cantidad de participantes, aunque el esfuerzo informativo de la prensa durante las últimas semanas es notable. Sin embargo, hay ricas fuentes de datos sobre las ofertas electorales y el desempeño municipal.

El Tribunal Supremo de Elecciones ofrece en su página en Internet amplísima información sobre los aspirantes en cada cantón, sus programas y experiencia. La Contraloría General de la República difunde, anualmente, el índice de gestión municipal y lo pone a disposición de los electores, también, en su sitio web. Esa información cobra especial relevancia dada la cantidad de alcaldes con aspiraciones a ser reelegidos.

Acudiendo a los archivos citados, cada votante obtendrá lo necesario para tomar una decisión informada. Los datos son específicos de cada cantón y están organizados para facilitar el manejo. No hay, entonces, posibilidad de abstenerse con la excusa de la ignorancia o falta de información suficiente. Los datos están al alcance de todos sin salir de la casa y en cualquier sitio donde haya conexión con la Internet, pero no podemos dejar de mencionar los enormes esfuerzos de partidos y candidatos para acercarse a los votantes y explicar sus intenciones y programas.

La mesa está servida para participar de una fiesta electoral con enormes consecuencias para todos. Decenas de miles de conciudadanos han aportado considerables esfuerzos a la celebración. A todos nos toca agradecer su civismo con nuestra participación. Ellos la hacen posible. Ojalá sepamos aprovecharla.