Avance en la OEA

El régimen de Daniel Ortega intentó impedir, por todos los medios, la adopción del informe del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza

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Todos nos sentimos ofendidos y de todos se ha apoderado la impaciencia. Ningún costarricense puede ser indiferente ante la ocupación militar de nuestro territorio, no importa cuán pequeña sea la porción de tierra invadida. Empero, la indignación y el sentido de urgencia no deben nublar la vista. En el curso de los acontecimientos, Costa Rica ha sido fiel a sus valores y esa disposición le ha deparado importantes avances.

Las gestiones ante la Organización de Estados Americanos (OEA) no produjeron la inmediata intervención de fuerzas capaces de desalojar al Ejército sandinista de isla Calero. Ningún entendido en la materia lo esperaba y no era ese el objetivo de nuestra diplomacia. En la OEA, Costa Rica no consiguió lo imposible, pero sí obtuvo una importante victoria.

El régimen de Daniel Ortega intentó impedir, por todos los medios, la adopción del informe del secretario general, José Miguel Insulza, que llama a retirar las tropas de isla Calero. Se esforzó por caracterizar el incidente como una mera disputa fronteriza y advirtió a la OEA que su papel no es el de una corte internacional. Propuso, como último recurso, la apertura de un diálogo cuya clara finalidad era la dilación.

El Continente no se dejó llevar por las protestas nicaraguenses. La OEA votó y la derrota de Ortega fue dramática. Solo Venezuela acompañó al Gobierno del norte en sus pretensiones de derrotar la propuesta de Insulza. Las tropas sandinistas siguen en isla Calero y Ortega anunció su decisión de no retirarlas, pero esa determinación tiene un alto costo político. Nicaragua se pone, una vez más, al margen de la legalidad y del Sistema Interamericano.

Frustrado, Ortega reaccionó con la amenaza de retirar a su país de la OEA. El exabrupto no deja duda sobre la identidad del vencedor en el debate y la profundidad de la derrota diplomática sufrida por el agresor. La posición nicaraguense quedó debilitada y eso producirá consecuencias sobre la futura resolución del conflicto.

Dolido por el revés, el mandatario nicaraguense fue más allá y la emprendió contra México, Panamá y Colombia, cobrándoles el apoyo brindado a Costa Rica y tildándoles de naciones contaminadas por el narcotráfico. Las relaciones exteriores de nuestro país, añadió, son dirigidas por los narcotraficantes. México fue el primero en enviar sus notas de protesta, pero el malestar es evidente en las otras capitales.

Ortega sale del fin de semana aislado y con su Gobierno desprovisto de simpatías en el Continente, salvo la compañía de Venezuela, que a nadie sorprende y es de dudoso valor en el concierto de naciones democráticas. Las gestiones diplomáticas no se agotan en este punto, pero hay un paso dado en firme.

La impaciencia, sin embargo, conduce a algunos sectores a hacer una valoración errónea de los acontecimientos. Para ellos, la presencia de las tropas nicaraguenses en isla Calero, después de la resolución de la OEA, es prueba de su total ineficacia y de la “ingenuidad” de nuestros diplomáticos. Los más exaltados sueñan con soluciones militares que no estamos en capacidad de emprender. Los más sensatos, critican al Gobierno por seguir la ruta del organismo regional y le cobran la decisión de no acudir, desde el inicio, al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Presumir que la ONU habría sido una vía más expedita es presumir que el reclamo costarricense habría sido aceptado desde el inicio, sin remitir primero a la instancia regional. Es una presunción arriesgada, pero, si hubiera resultado cierta, es ingenuo pensar en un trámite expedito.

El Consejo de Seguridad no necesariamente resuelve con prontitud y hay en su seno países con derecho a veto, cuya actitud no es predecible en las circunstancias. La vía hacia la ONU, en todo caso, está abierta y el agotamiento del recurso interamericano más bien podría, en el futuro, hacerla más expedita.

El momento es para la unidad nacional, como lo han expresado dirigentes de diversos partidos políticos, y para recordar que la autoridad moral ganada por Costa Rica a lo largo de su historia constituye una fortaleza cuyos primeros frutos ya asoman en esta crisis.