Atraso de resonancias magnéticas

1.550 pacientes esperan hasta cuatro meses porque los médicos capacitados para interpretar el examen tomaron vacaciones, se incapacitaron o asistieron a congresos de la especialidad

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Pacientes necesitados de una resonancia magnética esperan hasta cuatro meses para obtener el resultado porque los médicos capacitados para interpretar el examen tomaron vacaciones, se incapacitaron o asistieron a congresos de la especialidad. Así de sencilla es la explicación ofrecida por el Centro Nacional de Resonancia Magnética de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

El centro cuenta únicamente con seis radiólogos capacitados y la demanda de servicios crece desde que la Caja decidió, hace cinco años, dejar de contratarlos a practicantes privados y ofrecerlos por su cuenta. En el 2011, hubo 3.670 solicitudes, pero el año pasado la cantidad ascendió a 12.745.

La solución no es retroceder a la situación anterior, pero es totalmente irracional acumular listas de espera cuando el ojo clínico ya determinó la necesidad del examen y existe, por tanto, una alta probabilidad de enfermedad. Hay 1.500 pacientes en esa condición y el atraso de la prueba implica, también, una dilación del tratamiento. Los males avanzan con el tiempo o, cuando menos, se prolonga el dolor y las limitaciones del desempeño normal.

Si el centro no da abasto y no puede acomodar las vacaciones, incapacidades y congresos sin afectar el servicio, no cabe duda de la necesidad de contar con más radiólogos especializados. Las universidades públicas y privadas gradúan decenas de médicos al año y entre ellos habrá suficientes con las condiciones necesarias para cursar la especialidad.

El problema no ocurre solo en el área de las resonancias magnéticas o la radiología. En otras ramas de la medicina, una de las explicaciones frecuentes para las listas de espera es la falta de especialistas. ¿Por qué la Caja no los forma? Constatada la necesidad, la institución debe suplirla, sin reparar en los obstáculos. Por ahora, no es posible ofrecer la especialización en el país, aunque hay propuestas encaminadas a lograrlo.

Los radiólogos especializados en resonancia magnética se forman en el extranjero. Una política vigorosa de estímulos y apoyo para cursar los estudios necesarios vendría a resolver el problema. La inversión es relativamente modesta, si se toma en consideración la importancia de los exámenes y su costo en la consulta privada (entre $600 y $1.200).

Una de las soluciones contempladas es el pago a destajo o según la producción. Implica el reconocimiento, por parte de la Caja, de que sus radiólogos podrían hacer más si existiera un incentivo económico; sin embargo, la medida también estimula cruzarse de brazos y no desarrollar la cantidad necesaria de especialistas, que podría ser una solución más barata. Los radiólogos existentes deben rendir según los parámetros de su profesión y las estadísticas o benchmarking no son difíciles de localizar.

La Caja dice estar dedicada a elaborar un inventario del tipo de especialista requerido en este campo por el país. La falta del inventario, a estas alturas, es sorprendente cuando la propia institución creó una unidad técnica de listas de espera a cuyos ojos las necesidades deben aparecer con toda claridad.

Si la Gerencia Médica aprueba el pago por producción y se logra coordinar con otro par de especialistas asignados a los hospitales, es posible remediar el atraso en mes y medio, dicen los encargados del servicio. Eso no garantiza que el problema desaparezca y la Caja no debe arriesgar, en el futuro, la permanencia de tantas personas en tan larga espera por resultados vitales. El 60% de los estudios son de cerebro y columna. Eso dice mucho de su importancia.