Apoyo del FMI

El organismo internacional se pronuncia por una solución equilibrada al problema fiscal, incluidos recorte de gastos y aumento de impuestos

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Un comunicado de prensa celebra las coincidencias de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que recientemente visitó el país, con la propuesta fiscal del gobierno. La iniciativa más conocida de la Casa Presidencial en esta materia es el plan para elevar los impuestos, pero las declaraciones de Lorenzo Figliuoli, jefe de la misión, apuntan a una solución más equilibrada, donde no solo importan los ingresos sino también el control del gasto.

En consecuencia, quienes han insistido en la necesidad de resolver el problema por las dos vías también pueden celebrar sus coincidencias con las opiniones del FMI, y sigue el empate. Solo queda la advertencia del organismo internacional sobre las consecuencias de postergar las soluciones. En dos años, el ajuste fiscal será más severo. Hará falta un 5% del producto interno bruto, no un 3,75%, para cerrar la brecha fiscal. De lo contrario, la deuda llegará al 70% en el 2021, impulsada por un déficit del 9%. La situación es insostenible.

Pero a Figliouli la administración le informó sus intenciones de recortar el gasto en un 1,25% del PIB, según se desprende de las declaraciones dadas a la prensa por el alto funcionario internacional. “Las autoridades ya identificaron una serie de recortes al gasto, mediante modificaciones legales y medidas administrativas, que generarían el 1,25% del PIB necesario para cerrar por completo la brecha de sostenibilidad. Desde una perspectiva macroeconómica, solo un ajuste de la magnitud identificada como necesaria por la misión y las autoridades para estabilizar la relación deuda pública-PIB sería adecuado”, apuntó.

Solo falta que el gobierno informe al país, con detalle, las áreas donde hará los ahorros. De paso, podría explorar recortes mayores a juzgar por los ríos de dinero dedicados cada año a alimentar la burocracia. Luego, es necesario impulsar las medidas de ahorro para ganar credibilidad y exigir el aumento de impuestos.

La iniciativa es del gobierno. Si tanta coincidencia hay con el diagnóstico y las soluciones propuestas por el FMI, la administración reconocerá la necesidad de recortar el gasto independientemente del alza en los ingresos tributarios. Ambos son indispensables y, aunque están relacionados, exigen ajustes independientes.

El gobierno debe dar el primer paso e impulsar los recortes. Solo así tendrá la autoridad moral para exigir el aumento de impuestos, sobre todo después de haber permitido la erosión de su credibilidad con los dispendiosos presupuestos de los dos últimos años y su resistencia a enfrentar el tema del empleo público.

El FMI no dejó duda sobre la necesidad de hacer ajustes en esa materia, tanto como en las transferencias. Según criterio de la misión internacional, “un ajuste fiscal completo, que cuente con la aprobación por parte de la Asamblea de todas las medidas impositivas presentadas, junto con la reducción en el crecimiento del gasto corriente –en su mayoría transferencias y salarios del sector público– para mantenerlo por debajo del crecimiento del PIB nominal, generaría perspectivas mucho más alentadoras”.

Es hora, entonces, de que la administración dé el primer paso para disipar dudas como la expresada por el analista Andrés Volio, en cuya opinión “parece muy remota la posibilidad de corregir el crecimiento de los gastos del Estado, o el tamaño del sector público, en esta administración”. “Me parece que nos dirigimos inexorablemente a una crisis económica”, dijo.

El expresidente del Banco Central Francisco de Paula Gutiérrez dio muestras de similar escepticismo. “La solución no vendrá por decir que hay un problema muy serio (…) sino por asumir un liderazgo claro, fuerte y valiente para negociar e impulsar las decisiones. Ese liderazgo aún no lo veo”.

Si la administración pretende convencer al país de que cuenta con el apoyo del FMI para aumentar impuestos y no le da el mismo valor a la idea de recortar el gasto, reformar el empleo público y moderar las transferencias, renunciará a buscar el terreno común necesario para ejercer el liderazgo tan echado de menos.