Anarquía en el futbol nacional

Asamblea de Representantes lo sume en el subdesarrollo

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La crisis del futbol costarricense o, mejor dicho, de su organización ha desembocado en comedia. A dos fechas de la inauguración del actual campeonato y en vísperas de la etapa clasificatoria para conquistar un puesto en el campeonato mundial en Italia, se ha impuesto el caos.

La incertidumbre y la desazón son tan grandes que los propios jugadores de la selección mayor han tenido que desistir de los entrenamientos y llamarles la atención severamente a los dirigentes, en particular a la Asamblea de Representantes o clubes de primera división, para que trabajen con seriedad y respeto a la afición. Mientras otros países de la zona de CONCACAF laboran de acuerdo con un plan y han contratado entrenadores de valía y experiencia, en el futbol nacional -dicen estos jugadores- prevalecen la desorganización, la improvisación y el juego de los intereses creados. Es decir, no hay conciencia sobre la importancia de este deporte en el plano nacional e internacional.

Hace 15 días, nuestro editorial se intitulaba: Otro campeonato. El título lo decía todo, pues el futbol costarricense vegeta en la rutina, la miopía y la improvisación. No era necesario poseer el don de la profecía para adivinar lo que ha pasado: la Comisión de Representantes, formada en su mayoría por los clubes de primera división, amos y señores de este deporte, ha destruido la escuálida estructura del futbol nacional. En estos días han dimitido el Comité Director de la Federación, la Comisión de Selecciones, la Comisión de Arbitraje y la Comisión Técnica. La Comisión Médica se mantiene porque a los presidentes de club les sería difícil afiliarse al Colegio de Médicos y la comisión de disciplina puede evaporarse. ¿Qué disciplina puede, además, imperar donde no hay autoridad? El problema es este: en la FEDEFUTBOL no hay autoridad y todo está adobado para que no haya autoridad. Pero, sobre todo, no puede haber autoridad en una entidad donde no existe división de poderes ni jerarquía ni deslinde de funciones ni orden ni concierto, pues solo existe un único y total poder, la Asamblea de Representantes, juez y parte, que asume para sí todas las funciones: la normativa, la ejecutiva y la sancionadora. Aún más, ni siquiera en el seno de esta asamblea se da un atisbo de democracia, ya que se impone el interés de unos pocos clubes.

Le asiste, por ello, toda la razón al ministro de Cultura, Arnoldo Mora, al denunciar "la mentalidad de aldea" reinante en el futbol nacional y la falta de seriedad, causas de la anarquía actual. Bien hace, por ello, en proponer que se retenga el aporte del Estado en beneficio de los clubes. Aún más, la ayuda estatal, en cuenta la lenidad de la CCSS, ha sido una de las causas del derroche, el desorden y la desorganización en el futbol costarricense. Esperamos que, ahora, el Consejo de Deportes se anime a ejercer su autoridad fiscalizadora sobre la FEDEFUTBOL.

¿Solución? La que está inscrita en cualquier manual de organización en un país no dictatorial: la vigencia de una normativa definida; el establecimiento de diferencias netas entre la Asamblea, el Comité Director o ejecutivo, y otras dependencias de la FEDEFUTBOL, la restauración del principio de autoridad, la distinción entre el interés del futbol nacional y el de los clubes, y la autoridad del Consejo de Deportes.