Detrás de ‘Costa Risa’

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Detrás de la campaña “República de Costa Risa” hay un circo. Por ahora, solo los payasos han dado la cara, el dueño no se ha atrevido a salir a la pista.

Ese es un primer punto cuestionable de este movimiento: el anonimato, la incertidumbre de quién será ese “grupo de ciudadanos” que paga a los bufones.

Como vocero aparece el economista Luis Loría. Él, a su vez, preside la Asociación Nacional de Fomento Económico (ANFE). La ANFE, paralelamente, hace eco a la campaña en su Facebook. La ANFE, entonces, podría estar detrás, pero aún no se asoma a través del telón.

Las dudas aumentan cuando el señor Loría habla de que la inversión ha sido “insignificante”. Esa respuesta es poco convincente cuando la producción del primer video deja ver que el “grupo” se gastó buena plata.

El segundo punto cuestionable de este movimiento está en en su agravio a la identidad del costarricense y a Costa Rica. La campaña, digan lo que digan, sí ofende y devasta, con chocarrería, la poca autoestima/país que nos queda. Antes que edificar, estos anónimos destruyen.

Aquí, abro un paréntesis.

(En principio, la idea de que un sector de la población financie una campaña para desacreditar el plan fiscal, suena bien. A nadie, a ninguno, nos gusta pagar más impuestos. Menos, si no hay certeza de que el dinero que ya hay se invierte como Dios manda y tenemos dudas sobre dónde acabarán los nuevos ingresos. Menos, si hay indicios de que la reforma se hizo a la carrera sin sopesar sus efectos en productos y servicios sensibles para la mayoría de la población).

Cerrado el paréntesis, lo esperable era que una campaña contra el plan fiscal tuviera el rostro de quienes la financian (para saber si son dignos de credibilidad); lo ideal era que tuviera argumentos para convencer de cuán innecesario es el plan fiscal (no bufonadas para arruinar más al país); lo deseable era que aportara ideas constructivas para procurar cambios (y no afianzar la parálisis actual).

El plan fiscal se presta para dudas, pero más recelo generan las intenciones de los financistas de “Costa Risa”, quienes, con payasada, y buen presupuesto, tienden a confundir más la imagen de Costa Rica.

Este, no es un asunto de risas. Solo ellos podrán carcajearse de la Costa Rica que exageran y la que mancillan. Si la campaña va a seguir, el o los dueños del circo deben salir a la pista a debatir con razones, no con ofensas.