Una curita inservible y peligrosa

La propuesta del gobierno de colocar hasta $1.500 millones en bonos de la deuda pública interna, denominada en esa moneda extranjera mediante un contrato de colocación, es solo un parche, una curita, incapaz de contener el sangrado que nos causa el persistente déficit fiscal.

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La propuesta del gobierno de colocar hasta $1.500 millones en bonos de la deuda pública interna, denominada en esa moneda extranjera mediante un contrato de colocación, es solo un parche, una curita, incapaz de contener el sangrado que nos causa el persistente déficit fiscal. Pero si no se puede de inmediato atender adecuadamente la hemorragia, ¿será conveniente al menos aminorar la pérdida de sangre? ¿Servirá para ese fin esta curita? Mi respuesta es que no y que además es peligrosa.

El déficit fiscal que se viene generando desde el 2009 acumula una creciente deuda pública. Es insostenible a corto plazo sin cambios en los ingresos, los gastos o en ambos. Por ello, simplemente financiarlo con deuda externa (aunque colocada localmente en dólares) no constituye una solución (vea Límite natural de deuda para la economía costarricense, Carlos Chaverri Morales, BCCR 2016)

La única verdadera solución al problema fiscal es una mezcla de nuevos ingresos tributarios, contención del gasto público desarmando sus disparadores y garantías económicas: esto es poner reglas fiscales constitucionales que impidan en el futuro volver a esta situación.

A esa solución no se ha llegado en esta administración por la decisión del presidente Solís, desde su campaña, de posponerla por dos años; por no haber aprovechado su elección —con una participación muy minoritaria en una Asamblea Legislativa muy fraccionada— para formar un gobierno de coalición comprometido con un programa que resolviera el tema fiscal; y por no haber aprovechado al inicio de la segunda y de la tercera legislaturas los puentes de plata que le tendieron los partidos de oposición al elegir los respectivos Directorios legislativos.

Alza del tipo de interés. En ausencia de un ajuste importante que reduzca el déficit fiscal, su financiamiento el año entrante en colones en el mercado local afectaría al alza el tipo de interés por la mayor demanda de fondos.

Ello aumentaría el premio por invertir en colones, y los privados intervendrían intermediando y endeudándose en dólares para gozar de ese mayor premio. Como resultado se apreciaría el colón (baja el tipo de cambio).

Consecuencia de la mayor tasa de interés en colones y del más alto tipo de cambio es una disminución del crecimiento esperado del PIB, que de por sí ya viene señalando un menor crecimiento desde el último semestre del 2016.

¿Será posible poner a la hemorragia fiscal esa curita con la propuesta del Ministerio de Hacienda de contratar la colocación por un ente local de esa emisión de bonos en dólares, sujetos a las leyes costarricenses?

Para hacer comparables los dos escenarios (deuda en colones y deuda en dólares) supongo que, cuando el Gobierno obtiene este crédito en dólares, el BCCR mantiene el mismo nivel de reservas deseado que mantendría si la colocación se hubiese hecho en colones. Ello implica que el BCCR vende una cierta parte de los dólares que compra al Gobierno y coloca bonos en colones de manera que se dé el mismo efecto de arbitraje entre el mercado en colones y el mercado en dólares, que en el caso del endeudamiento directo del Gobierno en colones cumplen los privados con su intermediación.

Efectos. ¿Cuál es entonces la diferencia entre la colocación de bonos en dólares y en colones? Los efectos sobre la tasa de interés en colones y el tipo de cambio serían los mismos, solo que el arbitraje lo producirían diferentes actores. Que esto es así lo podemos razonar de otra manera, considerando al Gobierno y al BCCR en forma consolidada. Si el Gobierno se endeuda en dólares, vende las divisas al BCCR y este se endeuda en colones, el resultado es igual a endeudarse en colones el Gobierno.

La única diferencia sería dada por el menor riesgo que los prestamistas en dólares atribuyan al Gobierno que a los privados. Esa pequeña diferencia no está claro que sea posible obtenerla legal y prácticamente.

Si el gobierno considera necesario colocar ese monto o uno mayor de bonos en dólares del Gobierno de la República al tipo de interés que el mercado determine, para lograrlo debería obtener aprobación legislativa, para lo cual creo que sería indispensable aprobar el paquete completo de control del gasto, nuevos ingresos y garantías económicas.

Así, sí obtendría la autorización para endeudarse en dólares, pues recurriendo a un contrato de colocación al amparo de la Ley de la Administración Financiera de la República y Presupuestos Públicos, como lo ha planteado el Ministerio de Hacienda, difícilmente lo lograría, pues no es nada claro que un ente financiero local pueda lograr la colocación.

No vale la pena correr el riesgo de quitar fuerza al límite constitucional de que el endeudamiento externo deba contar con la aprobación de la Asamblea Legislativa. Recordemos que el abuso del crédito externo nos condujo a la gran crisis de inicios de los ochenta.

Sea el endeudamiento del Gobierno en las circunstancias actuales en colones o en dólares los resultados no son favorables para el crecimiento de la producción, ni para la reducción del desempleo, la pobreza y la desigualdad. La razón es que el causante de la hemorragia es el déficit fiscal que no se está corrigiendo. La economía con esa curita se seguiría debilitando.

Además, esta curita nos pone en el peligro de que, al falsamente creer que se limita la hemorragia, se sigan posponiendo las verdaderas soluciones. La curita no disminuye la hemorragia y es peligrosa.

El autor es expresidente de la República.