Un trébol de cuatro hojas

Para algunos, una oportunidad será producto del azar; para otros, un premio al esfuerzo y la preparación

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El porvenir es para el ser humano un momento de oportunidad, sin signo positivo o negativo. También es un instante para la toma de decisiones: lo tomo o lo dejo.

En el libro La buena suerte, el economista español Álex Rovira desarrolla una trama en donde Merlín ofrece a todos los caballeros del reino la suerte infinita para el que encuentre un trébol de cuatro hojas en el bosque encantado. Pero solo dos aceptan el reto: Sid y Noth.

Noth espera encontrar el trébol, mientras Sid comprende rápidamente algo fundamental: para que nazca el trébol, deben crearse las condiciones, porque lo único que se sabe es que en cierta época el viento polinizador esparce semillas de todo tipo —inclusive la de los tréboles—, pero en aquel bosque, tal como está, no nacerá nunca la planta si carece de humedad, luz y suelo fértil.

Finalmente, la oportunidad llegó y, dado que el caballero Sid había preparado la tierra, brotaron en el bosque encantado cientos de tréboles de cuatro hojas.

Los griegos también desarrollaron toda una teoría sobre el tema. Un dios joven, llamado Kairós, se presentaba ante las personas, las organizaciones, los imperios y los países en un momento del tiempo, pero no esperaba mucho, solo pasaba enfrente y se debía decidir si se tomaba o no.

Pero, claro, en ese instante vital, podría ser que no se estuviera preparado para aprovechar de la mejor manera ese chance que da la vida, o podría suceder que sí se esté, porque se ha buscado, construido, hecho sacrificios económicos, discernido y priorizado placeres presentes en aras de un futuro mejor.

Condiciones básicas

No obstante, alerta el autor francés Pascal Bruckner, existen también quienes ni siquiera se percatan de que tienen una oportunidad frente a sí; o los que confunden una moda con una oportunidad y hacen todo un despliegue de recursos y atención para luego señalar o culpar a la suerte, al Estado o al mercado de su fracaso.

¿Cuáles condiciones básicas deben estar claras para mantenerse alerta y preparado para identificar y aprovechar una oportunidad?

La primera es a qué se aspira ser en la vida. ¿Qué persona, empresa o país se desea en el futuro? Esto permite desechar una serie de “oportunidades” que no son para unos, mas sí para otros.

La segunda es cuán preparado se está para aprovecharla, es decir, si lo que se obtiene fue producto de la suerte o se trata de algo forjado.

La tercera es tener claridad para discernir y decidir si se poseen las capacidades para tomarla o se debe dejar pasar la oportunidad. Sun Tzu decía que hay que elegir las batallas en la vida, porque hay algunas que, aun ganándose, no aportan nada positivo.

La cuarta condición es que, por lo general, hay que ampliar el capital relacional. Cuando existe claridad con respecto al mañana, es posible definir quiénes son aliados y quiénes no. Además, se puede generar un efecto imán, esto es, atraer información y personas con que se comparten muchas de las ideas.

La quinta condición es que, para ver las oportunidades y prepararse para tomarlas de la mejor manera, es necesario activar sistemas anticipatorios. El autor Robert Rosen en su obra sobre estos sistemas realiza un análisis muy atinado acerca del comportamiento anticipatorio de los sistemas biológicos. ¿Por qué un árbol sabe que en un momento del año debe botar las hojas? El árbol se prepara para aprovechar una oportunidad.

Aplicación práctica

¿Para cuántos de los aspirantes a la presidencia ganar las elecciones sería producto de la suerte? ¿Para cuántos sería una oportunidad de servir al país para lo cual se han preparado intelectual, emocional y éticamente?

¿Cuántos tienen trabajadas las cinco condiciones para que el país aproveche las oportunidades planteadas en este artículo: claridad en el futuro, capacidades, elección, capital relacional y sistemas anticipatorios?

Dentro de la gama de prescripciones que proponen los partidos políticos en sus programas de gobierno, se configura una serie de Costas Ricas (fallo de la primera condición). Algunas, por ejemplo, se salen de la senda hacia el desarrollo sostenible en el 2030, otras rompen la identidad ambiental, otras son declaraciones de principios protocolarios.

No hay en las propuestas valoración alguna de las capacidades del país, es decir, los planes carecen de un análisis de la vulnerabilidad y resiliencia frente a los retos (fallo de la segunda condición).

La valoración del entorno y los escenarios de futuros posibles que enfrentará Costa Rica está ausente; se carece de visión prospectiva (fallo de la tercera condición).

En un marco de gobernanza anticipatoria, en las propuestas no se plantea la forma cómo se llevará a cabo la cocreación de valor público y privado ni cómo será el arreglo institucional principal (fallo de la cuarta condición).

Con respecto a sistemas anticipatorios, las propuestas son muy escasas. Soluciones a problemas del pasado y no hay alternativas a lo propuesto (fallo de la quinta condición).

Está clara la necesidad de una mejora en la calidad de las propuestas de los partidos políticos. Debieran establecerse requisitos técnicos y de calidad en relación con lo que el Tribunal Supremo de Elecciones denomina “formación en democracia”.

jc.mora.montero@gmail.com

El autor es docente en la UNA y la UCR.