Trama de todos

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Las tasas de interés exorbitantes y la desaceleración económica no bastan para explicar los recientes traumas financieros de algunas empresas.

El entorno desfavorable es fundamental, pero no suficiente como explicación: se trata del mismo en el que se desenvuelven todas las compañías nacionales, y los grandes problemas --con sus arreglos de pago, venta de activos, administración por intervención o quiebra-- son solo de algunas.

?Qué más se mueve, entonces, tras estas convulsiones o desmayos? Sin desestimar tampoco la responsabilidad de administradores y directores, deben buscarse explicaciones en ciertas particularidades de nuestro sistema que afectan las decisiones de los agentes económicos. Hay dos especialmente perniciosas:

1. Un esquema tributario que estimula el crecimiento empresarial mediante endeudamiento, no aumento de capital: casi todos los negocios en problemas tenían una exposición crediticia exagerada y una vulnerabilidad al incremento en los intereses desproporcionada.

2. Un conjunto de incentivos destinados a impulsar ciertas actividades: no es casualidad que dentro de las compañías con problemas haya sobrerrepresentación de las dedicadas al turismo o a la producción bananera. Ambos son ámbitos en que el Estado ha otorgado tantos beneficios fiscales, que las decisiones de invertir no necesariamente han sido producto de una adecuada valoración de riesgos y oportunidades en esos negocios, sino de aprovechar los otros beneficios.

Así no solo se han propiciado acciones poco sabias; también se ha transferido una proporción desmesurada de los riesgos de los propietarios hacia todo el sistema financiero y el fisco.

En esta época de cambios, sería bueno emprender los necesarios para evitar que estos males se repitan.