¿Tiempos inciertos?

¿Qué podemos esperar del próximo gobierno? Dependerá en gran parte de cómo entiendan eso que se llama gobernar

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Confieso que hago algunas concesiones a la superstición. No me sucede a menudo, pero me pasa: si veo una moneda en el suelo, la junto antes de que otro lo haga: la arropo en el bolsillo, por si acaso.

No hay mucho más que eso, nunca toco madera ni sé cuál es mi signo zodiacal, invento uno cualquiera cuando me preguntan.

Por otra parte, me inquietan los signos de los tiempos, y a consecuencia de esto padezco ataques de incertidumbre graves. Lo que ignoro es si la incertidumbre es algo negativo o habitual; contra lo que suele admitirse, creo que su contrario, la certidumbre, no es certeza, o lo es demasiado tarde.

No más abrir el periódico cada mañana, me sumerjo en la inquietud más delirante; sin embargo, esto dura poco porque enseguida me alivio diciéndome aquello de que en un mundo tan grande como el nuestro hay muchísimas cosas que por fuerza tienen que ir mal.

Hay motivos de sobra para la desazón y la ansiedad. En lo externo y en lo interno abundan, y son tan obvios que no vale la pena mencionarlos.

En estas circunstancias, se preparan para la inauguración del nuevo gobierno las personas que elegimos en los meses de febrero y abril: la política de los gestos y los discursos, a los que se limita la etapa que acabamos de pasar, va a ceder a la prueba de la realidad, de los hechos concretos, no importa cómo se revistan o qué facha tengan.

¿Qué podemos esperar? Dependerá en gran parte de cómo entiendan eso que se llama gobernar quienes estén a cargo de superiores atribuciones o liderazgo, tanto en el interior del Legislativo y el Ejecutivo como fuera de ambos.

Dependerá de cuánto los acucien sus propias concepciones de lo socialmente conveniente, y la potencia de sus compromisos con quien sea que los tengan; de cuán dispuestos estén a conceder que la gestión pública, si ha de ser fructífera, ha de ser concertada, pero también del ámbito de maniobra que admitan las circunstancias.

Estamos en manos del temple de su voluntad, de la fuerza de su carácter, de su seguridad de juicio y su experiencia práctica.

carguedasr@dpilegal.com

Carlos Arguedas Ramírez fue asesor de la presidencia (1986-1990), magistrado de la Sala Constitucional (1992-2004), diputado (2014-2018) y presidente de la Comisión de Asuntos de Constitucionalidad de la Asamblea Legislativa (2015-2018). Es consultor de organismos internacionales y socio del bufete DPIlegal.