Tiempo circular

El tiempo político en nuestro país pareciera que da vueltas en círculo: correteadas aquí y allá para luego volver al punto de partida

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El tiempo político en nuestro país pareciera que da vueltas en círculo: correteadas aquí y allá para luego volver al punto de partida. Vean lo que escribí hace cuatro años (mayo del 2017), hagan las adaptaciones del caso y el resultado descorazona, por reiterativo. Inicio la larga cita:

«Toda campaña tiene tema y una historia en la que siempre hay buenos y malos. De lo que se trata es de convencer a la mayoría ciudadana de que los del otro lado son los malos. En el 2014, el tema fue “continuidad vs. cambio”: el PLN pulseaba un tercer gobierno seguido diciendo que ellos eran los que sabían gobernar; los opositores, que era necesario remover a los mismos de siempre. Entre estos últimos, el pleito fue quién era el campeón del cambio y la ciudadanía se decantó por el PAC.

»Esta vez, sin embargo, el cuento de la “continuidad vs. cambio” no funciona. El PLN no puede argumentar que es el cambio (su rostro es el de la política tradicional) y el PAC hasta chirría cuando dice que ellos siguen siendo “el cambio”. Los otros partidos opositores tampoco la tienen fácil: si prometen cambio, ¿con respecto a quién: el PLN o el PAC? Una cosa que complica los cálculos políticos a todos es que este gobierno no fue el agente de cambio que el PAC prometió, pero tampoco el desastre que el PLN predijo.

»Pareciera, entonces, que estamos a la espera de que “salte” un evento (escándalo de corrupción, episodio dramático de inseguridad, crisis fiscal) que, por carambola, defina la campaña. Si ello ocurre, seguro tendremos una competencia entre partidos “indignados”, todos enfocados en la denuncia, a fin de sacar réditos electorales de los miedos. En esta hipótesis, tendríamos una carrera hacia el fondo para ver quién es el más gritón. ¿Para qué hacer propuestas si de lo que se trata es de ganar pintando el infierno que vivimos? La única promesa del candidato es que nos salvará de las llamas».

No me autocité para darme bombo, pues no hay que ser Einstein para escribir eso. Lo hago para subrayar lo poco que cambió la política electoral en estos años, pese a que la situación del país sí cambió, y mucho. Los partidos debieran estar hablando sobre cómo saldremos de la grave condición actual, pero, por la víspera, creo que vamos a lo de siempre. Perro que come huevos ni quemándole el hocico. Así, que hoy, 5 de agosto, me apresto compungido a volver a ver la película de siempre. ¡Cómo deseo equivocarme!

vargascullell@icloud.com

El autor es sociólogo.