Sana crítica: La cara del desempleo

Haber dejado en un segundo plano lo económico, costó muy caro al país: cuando menos 551.373 personas sin trabajo.

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El INEC reveló la cruda realidad. Este gobierno pasará a la historia como el de más alto desempleo de las últimas décadas, y querrán atribuirlo a la covid-19, pero lo cierto es que esta es tan solo una parte del relato.

El año comenzó con un toque de diana, un desempleo del 12,5 %, a pesar del llamamiento del sector productivo para una mejora en el clima de negocios y la competitividad, para la desregulación, disminuir el déficit fiscal y emprender urgentes reformas en el Estado con el fin de hacerlo más eficiente.

La covid-19 nos encontró en la peor de las circunstancias, y a eso se suma la toma de decisiones, buenas en un inicio en la parte sanitaria, aunque no exenta de errores, como la no promoción del uso de mascarillas, pero que con el tiempo dejó en un inaceptable segundo plano lo económico, y ahí están las consecuencias: un desempleo del 24 %, es decir, 551.373 personas sin trabajo.

Tristemente, una vez más la falta de trabajo golpea con fuerza a las mujeres. Una de cada tres no cuenta con empleo (30,4 %), y se mantiene como el eslabón más débil de los ciclos económicos.

Son ellas las fuertemente afectadas y quienes más tiempo toman para beneficiarse en los períodos de recuperación. Esto se agudiza porque más de un 30 % de nuestros hogares tienen por cabeza de hogar y única suplidora a una mujer.

¿Dónde estuvo la mayor pérdida de empleos? En el comercio se destruyeron 77.000; en hoteles y restaurantes, 66.000; y en las micro y pequeñas empresas, núcleos familiares productivos a los que el INEC califica de “hogares como empleadores”, 69.000.

¿Habrá tomado el gobierno las decisiones adecuadas en el momento correcto? Francamente, no. Ese difícil equilibrio entre lo sanitario y la preservación de empleos, aunque reconozco que es tarea muy difícil, no se ha logrado.

Celebro el cambio de medidas durante esta semana por el clamor de los alcaldes y sectores productivos; extraño, por atemporal, el llamado a un diálogo, cuando los productores y empresarios tienen varios meses de presentar propuestas y ajustarse a cambiantes protocolos para luego ver cerrados sus negocios con pocas horas de notificación. Señores del gobierno, analicen los datos, escuchen a quienes generan empleo y actúen.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga.