Sana crítica: E-Residencia

La pandemia de covid-19 demostró a empresas y organizaciones que la productividad a distancia es posible

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El número de personas trabajando virtualmente en el mundo crece de manera exponencial, al punto que el otrora término acuñado para un pequeño grupo de trotamundos digitales es la realidad de millones de trabajadores, y esa nueva normalidad es para Costa Rica una gran oportunidad.

La pandemia de covid-19 demostró a empresas y organizaciones que la productividad a distancia es posible, y a pesar de que la vacuna hará factible el regreso a la presencialidad, lo cierto es que muchos trabajadores permanecerán en la virtualidad por comodidad y reducción de costos, entre otros factores.

La nueva dinámica laboral abre un interesante nicho de mercado: brindar un hogar a las personas que deseen combinar trabajo, nuevas experiencias, el disfrute de espacios más abiertos y conectarse con la naturaleza.

Para atraer a esa población, será necesario fortalecer nuestra proyección internacional como un destino seguro, lo que se facilita por contar con un sistema de seguridad social de primer nivel, así como también con la adopción de las mejoras prácticas y protocolos sanitarios.

La flexibilización normativa y el abaratamiento de seguros de salud mediante paquetes especiales se traduciría en un interesante flujo de recursos para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Instituto Nacional de Seguros (INS) y otros operadores en suelo nacional.

Contamos con talento, servicios e infraestructura turística ociosa a la cual sacar partido a través de incentivos, como la mejora en calidad, cobertura y costo de conectividad a Internet.

Con el propósito de aprovechar este negocio, recomiendo seguir los pasos de Estonia, el pequeño país báltico que decidió apostar por la tecnología y la digitalización, y desde agosto del 2020 otorga una visa especial a los nómadas digitales.

El permiso demanda pocos, pero fundamentales requisitos, como demostrar una cantidad mínima de ingresos. Quien recibe la visa obtiene automáticamente un permiso de trabajo por hasta 12 meses, estrategia simple y realizable con la cual podríamos cautivar a esa población amante de traviajar y que tiene todo el potencial para ayudar a la reactivación económica.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga.