Sana crítica: Alto en el camino

El fin de un año es un momento idóneo para hacer un llamado a la reflexión, una invitación a la construcción o realización de nuevos y viejos sueños postergados.

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El fin de un año es un momento idóneo para hacer un alto en el camino, un llamado a la reflexión, una invitación a la construcción o realización de nuevos y, por qué no, viejos sueños postergados. Es también una oportunidad para estudiar aciertos y errores, nadie es perfecto.

Inicio por repasar las vivencias de este 2017. Al final del 2016 me sentía como Warner Rojas y Gineth Soto cuando se preparaban para escalar el monte Everest, como jocosamente lo dije una y otra vez a la familia, ¿por qué todo se acumuló en el mismo año que vendría?

Me tocó recuperarme de mi última quimioterapia, recibida el 28 de diciembre del 2016, icónicamente el perfecto cierre de un año, sin dejar de reconocer que sobrevendrían los efectos secundarios así como nuevas cirugías.

Luego vendrían dos bodas, una nieta y muchos otros retos personales y empresariales que una y otra vez me hicieron preguntarme si sería posible sobrellevar las responsabilidades por delante.

Durante el año tuve muy presente las sabias palabras de mi abuelo José Marín Cañas: no aflojar, y como deportista agregué mi propio ingrediente, ver el año con diferentes metas por superar. Constancia y tomar un paso a la vez, fue mi guía durante el 2017.

Sobreviví con éxito lo que parecía a veces insuperable, y esta, créanmelo, no es una oda al ego, al contrario, es reconocer con humildad la alegría de quien en muchos momentos dudó en poder lograrlo.

Comparto estas líneas porque el año me ha deparado grandes lecciones. Somos más fuertes de lo que creemos y las dificultades sin duda alguna nos hacen más fuertes aún.

Es una oportunidad para salir de la zona de confort que nos estanca y no nos facilita explorar muchas potencialidades de las cuales somos capaces.

Hoy, 31 de diciembre del 2017, momento cuando por experiencia sé que nos hacemos tantas promesas sobre lo que queremos cambiar, mejores hábitos, practicar deporte, retomar ese sueño, nada más les digo no cejen en sus esfuerzos, no se autosaboteen, nunca es demasiado tarde para retomar un sueño pospuesto, no hay obstáculo que nos lo impida, si realmente nos lo proponemos.

Mi recomendación, hagamos la promesa de que el inicio del año es la oportunidad para volver a empezar y, en el camino, no aflojar.

La autora es politóloga.