Salvemos nuestros ríos

Son nuestras circunstancias y Ortega y Gasset nos recuerda que si no las salvamos tampoco podremos salvarnos nosotros mismos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

“Yo soy yo y mis circunstancias”, decía Ortega y Gasset. Costa Rica es privilegiada. Bañada por dos océanos, nuestras fértiles laderas de tierra volcánica se fecundan con incontables ríos que infiltran vida en sus montañas. Esa primera circunstancia nos define.

Pero si el mundo admira nuestros logros ambientales, no siempre fue así. Después de la II Guerra Mundial, nuestro desarrollo incluía actividades ganaderas. Para promover tierras de pastoreo, se estimuló la deforestación y, entre 1940 y 1980, perdimos la mitad de nuestros bosques.

Asumimos consciencia. No fue fácil revertir el desastre. Se logró gracias a un complejo sistema de mecanismos económicos, legales y culturales. Hoy, nuestra cobertura forestal es del 52%, segunda solo detrás de Brasil. En la memoria universal, la frase de Ortega y Gasset se quedó trunca. Su aforismo completo era: “Yo soy yo y mis circunstancias y si yo no las salvo a ellas, no me salvo yo”. Es el punto esencial del terreno de la responsabilidad personal y colectiva frente a las circunstancias que nos toca vivir. Costa Rica asumió el daño que estaba haciendo a esa circunstancia y la salvó y, al salvarla, se salvó a sí misma.

Es correcto, pero hasta cierto punto. Salvamos nuestros bosques y, ¿qué pasó con nuestras ciudades? El rico entorno natural está amenazado por un crecimiento urbano desordenado. Brechas territoriales y sociales plagan nuestras ciudades. El mercado inmobiliario domina sin reparo ni orden la expansión urbana. La baja inversión en infraestructura de mitigación hace que la mayoría de aguas residuales se deposite en ríos sin tratamiento.

Por eso, en nuestra conciencia cabe rescatar iniciativas como Biodiver_City, concentrada en preservar los cauces de los ríos Torres y María Aguilar. Este corredor biológico atraviesa siete municipalidades y su creación podría generar un entramado de zonas verdes. El proyecto San José Ciudad Verde apunta sus ejes a fortalecer capacidades institucionales, coordinar gobiernos locales y forjar empoderamiento social. Estas respuestas combinan estímulos económicos con visión ambiental y social como se hizo en la recuperación de bosques.

Son nuestras circunstancias y Ortega y Gasset nos recuerda que si no las salvamos tampoco podremos salvarnos nosotros mismos. ¿Tendremos el tesón de antaño?

vgovaere@gmail.com

Velia Govaere, exviceministra de Economía, es catedrática de la UNED y especialista en Comercio Internacional con amplia experiencia en Centroamérica y el Caribe. Ha escrito tres libros sobre derecho comercial internacional y tratados de libre comercio. El más reciente se titula “Hegemonía de un modelo contradictorio en Costa Rica: procesos e impactos discordantes de los TLC”.