Salvar al FIA

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La verdad es que esta columna se la debo por entero a un entrañable amigo. Andaba dándole vueltas a la debacle del Festival Internacional de las Artes (FIA), catástrofe improbable si se toma en cuenta que el país posee una larga y rica experiencia, de casi 30 años, en la organización de esta actividad.

Pensaba, además, en lo peligroso que resultaba para el gobierno que ese fracaso se convirtiera en una metáfora de su desempeño durante el primer año. Hay metáforas feas, que se inician como imágenes y terminan como definiciones de lo real ... Y, luego, al muerto no lo levanta nadie.

Pues bien, este amigo me criticó el enfoque: “Estás perdiendo de vista lo principal. Hablar sobre el desastre de la práctica cancelación de esta edición del FIA es una columna fácil. Serás parte del coro, sin agregar ningún elemento nuevo”. Paso seguido, dio en el clavo: aquí lo principal es salvar el festival como iniciativa permanente. Un fallo de tal magnitud puede desacreditarlo tanto que lo torne inviable en el futuro. ¿Quién creerá cuando los jerarcas del Ministerio de Cultura digan la próxima vez que sí van en serio?

Corremos el riesgo de quedarnos con las manos vacías. Se nombrará una comisión investigadora, la Asamblea Legislativa interpelará a la ministra; intervendrá la Contraloría, seguro habrá renuncias (o destituciones) y, quizá, se abran causas judiciales.

Esta autopsia es absolutamente necesaria, pues aquí hay responsabilidades políticas, administrativas y legales que deben ser asumidas. Pero si no hacemos nada más, nos quedaremos con un inmenso vacío entre manos una vez que se repartan las culpas.

La autopsia no nos traerá de vuelta el FIA, ese mundo de la expresión artística y cultural y de disfrute ciudadano masivo. Bien hecho, el festival enseña a todos que la creatividad es un medio de inclusión social.

El Gobierno debe anunciar ya que la realización de la próxima edición del FIA es una prioridad y empezar desde mañana a trabajar en eso. Y no en cualquier FIA sino, como desagravio, el mejor de todos y con el uso más eficiente de los recursos. Para ello, quizá, deba contemplar un método de ejecución distinto, que abra posibilidades a una alianza público-privada, y un sistema permanente de supervisión.

Soy sincero al decir que, luego de lo sucedido, no veo en el Ministerio de Cultura la credibilidad y capacidad para asegurar esta meta.

La tarea del Gobierno es decir, entonces, cómo lo logrará y reportar los progresos. Lo principal: salvar al FIA.

*Jorge Vargas Cullel realiza gestión de investigación y colabora como investigador en las áreas de democracia y sistemas políticos. Es Ph.D. en Ciencias Políticas y máster en Resolución Alternativa de Conflictos por la Universidad de Notre Dame (EE. UU.); y Licenciado en Sociología por la Universidad de Costa Rica.