Salida de Amador

Más que un acto de histrionismo parece una presentación al mejor estilo de Houdini

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En esta administración, el teatro sigue siendo uno de sus instrumentos preferidos, y las últimas puestas en escena se dan en torno a la salida del ministro de Obras Públicas y Transportes. Entre sus más dramáticas actuaciones, hay una destitución por llamada telefónica al exterior y el despido concluyó en una salida mediante un “autoexilio”.

Analizando lo sucedido con profunda acuciosidad, más que un acto de histrionismo parece una presentación al mejor estilo de Houdini, un certero acto de magia, que impide ver las maniobras y el trasfondo de lo sucedido.

Acto primero. Lo que mal empieza, mal termina, y lo ocurrido comienza con la firma de un decreto que declara, fuera de término y contra legem, un supuesto estado de emergencia, ligando las malas condiciones de la pista del aeropuerto Daniel Oduber con los efectos de una tormenta que nada tuvo que ver en su deterioro.

El necesario nexo causal entre la tormenta Bonnie y el daño no existió. Se usa la figura de la emergencia para obviar los trámites de contratación y evitar los controles de la hoy considerada por el gobierno como la ultravillana: la Contraloría General de la República.

Acto segundo: Por arte de magia, se obvió el informe firmado por siete funcionarios de la Unidad de Infraestructura Aeronáutica, que advirtieron sobre la ilegalidad de reparar el aeropuerto mediante un decreto de declaratoria de emergencia.

Acto tercero: Aparece el acta de la CNE que evidencia que la institución participó activamente en los términos de referencia y plan de inversión, contradiciendo lo declarado por su jerarca ante la comisión de la Asamblea Legislativa.

Acto cuarto: El Ejecutivo, activo en su relación con la constructora designada, según lo afirmado por sus personeros, culpa con la destitución a algunos participantes y exculpa a otros por su papel en la construcción, atribución que es exclusiva del Poder Judicial.

Acto quinto: El ministro destituido anuncia un exilio voluntario y, pese a la gravedad de las causas señaladas por el presidente, las autoridades policiales solo se incautaron de los aparatos tecnológicos, y permitieron que saliera hacia un país que, debido a su doble nacionalidad, podría impedir la extradición. Además del significado de los “tentáculos del mal”, debemos preguntarnos cómo terminará este terrible sainete.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga, miembro del Advisory Board del Wilson Center en asuntos para América Latina.