Sablazo a la anarquía

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Tremendo remezón dieron los diputados a los empleados de los bancos del Estado. La aprobación en una comisión especial de la ley de reforma bancaria los puso contra la pared. Los obliga a mejorar sus servicios al colocarlos en igualdad de condiciones para competir con los privados.

Los sindicatos bancarios se quejan ahora de que, con esta ley, los diputados conducen al país "a un sistema totalmente liberal, a la ley de la selva". Anuncian protestas y paros y alegan que su lucha es por la "defensa de los intereses de todos los costarricenses".

Pobre, y aun falaz, es este argumento, que solo busca cobijar el bajo rendimiento de un empleado bancario estatal, quien goza por ley de inamovilidad en su puesto y al que poco importa --salvo honrosas excepciones-- satisfacer los requerimientos de un cliente.

¿Cuáles intereses de costarricenses buscan defender los sindicatos si realizar una gestión en un banco estatal es un martirio para cualquiera? De antemano hay que disponer al menos de una hora para cualquier trámite, por simple que sea.

Primero se debe superar una larga fila que avanza a paso de tortuga. El fulanito tras el mostrador o la ventanilla, sin ninguna vergüenza, da prioridad a sus parientes o amigos que se acercan con una diz que "consultita", que termina en todo un trámite. Y ni para qué cuando es momento del café o del almuerzo. No ha pasado un segundo de la hora fijada cuando en la ventanilla ya está el rótulo de "cerrada". Los que hacen fila, a tragar saliva y callar ofensas.

Cuando, al fin, se llega hasta el empleado, este, más que servidor pagado, se cree que hace un "favor" al usuario.

Bienvenido el sablazo dado por el proyecto de ley a esta anarquía en el accionar bancario, que rompe el monopolio estatal de las cuentas corrientes y abre la competencia por un servicio mejor.