Realismo

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Para generar normas o negociar tratados, los engranajes de las Naciones Unidas caminan lentamente. Pero si quienes los impulsan trabajan con seriedad, pragmatismo, tenacidad y una visión que catalice inquietudes justificadas, es posible obtener resultados. Quizá suene ilusorio. No lo es, y Costa Rica puede aportar evidencias, con iniciativas que en algún momento parecieron imposibles, pero hoy son realidad; por ejemplo, el Tratado sobre Comercio de Armas y el establecimiento de un alto comisionado para derechos humanos en la ONU.

Ayer comenzó en su sede de Nueva York la segunda etapa de una conferencia con una misión aún más delicada: suscribir una convención que prohíba las armas nucleares. Se extenderá hasta el 7 de julio y está presidida por Elaine White, nuestra embajadora ante los organismos de la ONU en Ginebra.

No es fortuito que la responsabilidad haya recaído en ella. Tanto su competencia personal como el liderazgo nacional en la iniciativa lo justifican.

En 1997, cuando la discusión sobre armas nucleares estaba secuestrada por sus poseedores, Costa Rica circuló en la ONU el primer borrador de una convención para prohibirlas. En el 2008, con Malasia, presentamos un texto actualizado. El secretario general acogió sus principios y los engranajes comenzaron a moverse. Luego vino un grupo de trabajo en Ginebra para impulsar las negociaciones. Lo presidió nuestro embajador, Manuel Dengo. Siguieron tres reuniones internacionales sobre las consecuencias humanitarias de su uso. En diciembre pasado, la Asamblea General convocó a la conferencia.

Será difícil medir la dimensión o el éxito de sus resultados. Los países nucleares y sus aliados más directos no participan; por esto, no habrá consecuencias prácticas directas. Otros 160 están allí, con un objetivo común, pero diferencias en cómo alcanzarlo. Quizá las allanen y se suscriba un documento capaz de crecer y fortalecerse con el tiempo; quizá no y deba convocarse a otro encuentro.

Por el momento, el conjunto de la comunidad internacional se ha apropiado del tema, y no hay duda de que habrá avances conceptuales.

Además, Costa Rica ha consolidado su liderazgo en la materia y, con él, un poder normativo que tanto compensa nuestras debilidades materiales. Para nosotros, el idealismo es también realismo.

(*) Eduardo Ulibarri es periodista, profesor universitario y diplomático. Consultor en análisis sociopolítico y estrategias de comunicación. Exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas (2010-2014).