Radar: Costa Rica y la tortuga

El Informe Estado de la Nación nos señala, sin asomo de dudas, que ante retos de tanto calado, las ofertas mesiánicas, unilaterales y voluntaristas no tienen cabida

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Una tortuga patas arriba, con rostro enigmático. Esta es la imagen que nos recibe en la portada del Informe Estado de la Nación 2017. La impactante alegoría es un llamado de alerta: nuestra sociedad ha sido pausada, perseverante, exitosa y longeva en sus avances, como una tortuga que anda en firme y a veces acelera su marcha; sin embargo, hoy está en una riesgosa postura de vulnerabilidad, con pocos puntos de apoyo.

Tenemos que darnos vuelta y volver a caminar. No basta con éxitos puntuales. Se impone asumir los retos estructurales y capturar las oportunidades que tenemos por delante. Entre los primeros están la crisis fiscal, la desconexión entre producción y empleo, el desorden territorial y la dependencia de subsidios para reducir la pobreza; entre las segundas, nuestra gente, posición geográfica y los avances ya logrados. Pero el gran imperativo común es tomar y ejecutar decisiones acertadas con alcance general. La tarea pasa por los acuerdos políticos y la buena gestión pública.

Este es el mensaje envolvente del informe. Combinado con sus robustos análisis, adquiere particular importancia en campaña electoral. Nos señala, sin asomo de dudas, que ante retos de tanto calado y ventajas potenciales tan claras, las ofertas mesiánicas, unilaterales y voluntaristas no tienen cabida. Son simples distractoras de lo esencial, con el peligro de dar cuotas de poder a quienes no tienen idea de cómo usarlo en democracia.

El reverso es un llamado implícito a las visiones estratégicas (abundantes en el texto), a la responsabilidad de partidos y candidatos, las negociaciones en serio y la necesidad de un abordaje riguroso sobre el manejo del Estado: lo contrario de la charanga, el dogma o los porrazos.

“Los riesgos de insostenibilidad del desarrollo humano han comenzado a materializarse”, advierte el informe. A la vez, sin embargo, ofrece pistas y rutas que permitan cambiar de rumbo. Estamos a tiempo para lograrlo y, en palabras de Jorge Vargas Cullell, su director general, convertir a Costa Rica en “un experimento de clase mundial en innovación”, donde “nadie se quede atrás”.

Habrá que tocar muchos botones para lograrlo. El 4 de febrero nos espera uno: votar. Es el más íntimo de los actos colectivos. Evitemos rechazarlo, trivializarlo o pervertirlo.

Correo: radarcostarica@gmail.com