Primeros 100 días

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Los primeros 100 días de Donald Trump tienen un balance mixto y plantean grandes retos, pero también oportunidades para la región y nuestro país.

Trump llegó a la Casa Blanca con un disminuido capital político, 2,9 millones de votos menos que su adversaria, con uno de los más bajos niveles de aprobación (40%), con pocos aliados y poca experiencia en los manejos en Washington; además, ha tenido importantes bajas (ej. Flynn).

Preocupan las promesas de campaña reiteradas en el poder, que cuestionan los fundamentos e institucionalidad que han regido la política de los Estados Unidos y la comunidad internacional en los últimos 70 años, como el respeto al multilateralismo (ej. Naciones Unidas y la OTAN a las que denominó obsoletas), al derecho internacional, la protección ambiental, la defensa de los derechos humanos y un sistema de alianzas estratégicas.

Alguna de la retórica ha cedido: al reafirmar al primer ministro japonés, Shinzo Abe, los acuerdos de defensa con Japón y bajar el tono con China luego de la visita de Xi Jinping, dada la necesidad del apoyo chino ante Corea del Norte.

El American First, el Buy American, Hire American, el retiro del Acuerdo Transpacífico de Cooperación, las tarifas a madera canadiense y la retórica contra el TLCAN (¿retiro o renegociación?) señalan un giro al proteccionismo.

Celebro que ya no se hable del border adjustment tax, pero reconozco que el anuncio de una importante disminución de impuestos, si bien de viabilidad discutible, genera incertidumbre a la inversión.

Con 1,6 de millones de centroamericanos indocumentados, preocupa la deportación de cientos de miles de ellos, la disminución de remesas y la afectación de nuestro segundo mercado comercial. Como contrapeso de una democracia madura, celebramos la suspensión judicial de las prohibiciones migratorias de Trump en tres oportunidades y el freno legislativo de cargar al presupuesto el muro con México y la reforma a la ley sanitaria (Obamacare).

Los primeros 100 días de Trump han sido de incertidumbre, esta puede ser una oportunidad para atraer inversión con una promesa de mayor seguridad, reflexionar sobre la importancia de diversificar nuestras exportaciones por la aún alta dependencia con Estados Unidos (40%) y tomar los desafíos como un mensaje de la urgencia de mejorar nuestra competitividad.