Para recordar en Navidad

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La historia es desgarradora.

Cuatro hermanos de entre 5 y 10 años son víctimas de un extraño mal hereditario, el síndrome del cromosoma X frágil, que los ha condenado a una vida de padecimiento y dependencia, en La Aurora de San Felipe de Alajuelita.

Según relata la periodista María Isabel Solís en un revelador reportaje publicado antier en La Nación, Oscar Felipe, José Juan, Sara Catalina y Juan Domingo Baltodano Valverde, sufren de complicaciones tan diversas y delicadas que van desde problemas cardiacos y retardo mental hasta crisis convulsivas y desnutrición proteico-calórica.

Como si fuera poco, presentan alteraciones de conducta que los tornan inquietos y no en pocas ocasiones violentos, por lo cual se les deben limitar las salidas.

Pese al drama familiar, con fe profunda, don Manuel, su padre, dice: "Es cruel todo esto, pero lo asumimos como una prueba de Dios". Y no cesa junto con su esposa Beleida en la agotadora jornada diaria de darles todas las medicinas que requieren, llevarlos a las escuelas de atención especial y acompañarlos a las frecuentes citas en el hospital de niños.

Todos los recursos de que disponen para ello son ¢19.000 de la pensión de la CCSS de don Manuel, una rifa semanal que les depara ¢2.000 más y el que la empresa de buses de Alajuelita no les cobre el pasaje a los niños.

Entretanto, a pocos kilómetros de ahí, la capital se empieza a vestir de luz y color para celebrar una Navidad más. Las tiendas lucen abarrotadas en espera de los aguinaldos. Miles de costarricenses alistan maletas para viajar al exterior.

En medio de los villancicos pegajosos, nos sentimos más buenos que el resto del año y llenamos nuestras mentes de buenos propósitos para los tiempos venideros.

¿Por qué no hacemos realidad las buenas intenciones y llevamos un poco de alivio a esa humilde vivienda en San Felipe?