Página quince: La Justicia es un poema inteligente

Aunque la cabeza sea diferente, ya esta ahí la idea, el sentido, esperando ser materializado en las acciones.

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El crecimiento de la opinión pública sobre las decisiones y los modelos políticos va en aumento, y con ella urgen reflexiones necesarias. Por supuesto, el camino no es limitar ni coartar la expresión de las personas, quienes juntas, presionan a los gobiernos.

El camino es la igualdad, la justicia, pero no solo como respeto a los derechos humanos y la distribución de la riqueza, sino también como reconocimiento de la diferencia y la necesidad de minimizarla.

El filósofo Boaventura de Sousa Santos formula en su libro La gramática del tiempo un interesante concepto: la ecología de los saberes. En este pone de manifiesto que toda acción social es de carácter epistémico y su materialización es el resultado del conocimiento que se tenga sobre lo real, y yo agregaría de la inteligencia en tanto resultado de los saberes.

Por lo tanto, si la transmisión de conocimientos es parcial o pobre, se dará una acción social parcial o pobre. Podemos ver ejemplos en todos los sectores de las sociedades, pero me referiré en este artículo, a la cultura; la reina de los comodines del presupuesto que pide justicia siempre.

Esta vez propongo que se le haga justicia no solo en la inversión de recursos, sino de sus propios saberes epistémicos.

Justicia epistémica. Explico un poco más. La justicia epistémica trata del reconocimiento y la reparación a la falta de desarrollos intelectivos y cognitivos con los que se forman los saberes de muchas personas y sectores. Y, por supuesto, con el evidente resultado, al interpretar los sucesos de la realidad. Creando prejuicios, desprecios, abusos y grandes desigualdades.

Miranda Fricker, doctora en Filosofía por la Universidad de Oxford, en su libro Justicia epistémica, plantea como subvertiente la injusticia hermenéutica, que es aquella que hace que la opinión de las personas y, por lo tanto, de los grupos, se vea deteriorada, dada la falta de información, las condiciones de pobreza, la baja escolaridad, la precariedad del género, el bullying, el abuso, los conflictos religiosos etc. Injusticia que propicia una lectura de la realidad muy diferente a la que tienen lo grupos con recursos económicos y de educación asegurados.

De lo anterior, podemos ver dos realidades: la necesidad de hacer justicia epistémica dándoles las mismas oportunidades a todos los ciudadanos de educarse, de aprender y saber, con estándares de igualdad de derechos. Y, por otro lado, la realidad de conocer como injusticia la existencia de su carencia.

Bifurcación. La carencia educativa, la exclusión o la desigualdad de los procesos educativos, pobre en unos, en cuanto a los procesos de aprendizaje, de apropiación de la realidad, de cognición, razonamiento y habla, y abundante en otros en experiencias cognitivas, lenguas, técnicas, metodologías y habilidades etc., nos tiene por un camino bifurcado y desconocido entre sí.

La ignorancia sobre la práctica de los saberes y sus relaciones entre sectores construye desigualdad de condiciones para interpretar la vida desde lo cotidiano a lo social. Llevándonos a la incomunicación, a la incomprensión sostenida y la polarización entre los sectores, que deslegitiman y menosprecian a los que no son iguales. Llevándonos a la injusticia.

El caso de la cultura como área de saber nos sirve de ejemplo. Para muchos sectores de la sociedad, la cultura se trata de un adorno o postre en la pirámide económica, dado que ellos mismos desconocen la importancia de lo cultural en sus propios procesos identitarios: cómo visten, qué palabras usan, cómo cortan el pollo o cómo se enamoran, odian y organizan su finca o su oficina.

Desconocen que es la que da forma a sus propios modos de relacionarse con los demás, con la comunidad y hasta con el bien y el mal, siendo cada quien gestor de lo que su cultura le ha dado, mucho o poco, adecuada o no, la cultura es como una educación invisible con la cual se transmiten las tradiciones de un país, la economía de un país, la educación de un país, la agricultura de un país, el diseño de las políticas de una región y la propia idea del mundo que se tenga.

Escenarios. La cultura es además de bonita, energía ideológica que se manifiesta en múltiples escenarios. Desgraciadamente, muchos aún mantienen una visión decimonónica, asistémica, fracturada y superficial de lo que es la cultura, la ecología sistémica de los saberes y su relación con las políticas públicas.

Saber y decidir desde la justicia epistémica es generar de los seres humanos lo mejor. Es educar con y para la igualdad y la inteligencia cooperativa, creando caminos que se unen y hacen redes. Todo gobierno debería saberlo y todo ministerio también.

La justicia se crea como un poema: cada vez que se piensa, se experimenta. Aunque la cabeza sea diferente, ya esta ahí la idea, el sentido, esperando para ser materializado en las acciones. Toca que la idea alguien la cuente en la escuela como verdadera para que crezca un ciudadano justo. Solo así.

doreliasenda@gmail.com

La autora es escritora y filósofa.